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Una adolescente de 16 años denunció el sábado una presunta violación en Dos Hermanas (Sevilla). Según relató a la Policía, había conocido a un joven a través de las redes sociales. Quedaron en el polígono Orippo -junto a una conocida discoteca y varios bares de copas- y éste la forzó en una de las calles adyacentes. Es la última agresión sexual conocida entre una larga lista de casos parecidos recientemente y que están despertando una gran alarma social.
Según el balance de criminalidad del Ministerio del Interior, en los primeros nueve meses de 2021 se ha producido un incremento del 27% en los delitos contra la libertad y la indemnidad sexual en España, tres veces más que el resto de los delitos. En lo que se refiere a violaciones con penetración el aumento es del 30,6% respecto al mismo periodo de 2020. Por comunidades autónomas, a la cabeza va Cataluña (402, con un 44,8% más que el año pasado). Le siguen Andalucía (212, un 22.5% más), Madrid (204, un 20% superior) y la Comunidad Valenciana (170, un 24,1% más).
El Gobierno catalán ha lanzado una prueba piloto con brazaletes dotados de GPS para controlar a los violadores que salen de prisión. Según ha anunciado la Consejería de Justicia de la Generalitat se pondrá en marcha en 2022 para hacer el seguimiento de los reclusos que cumplen condena por delitos sexuales y que puedan ser considerados de riesgo cuando obtengan los permisos penitenciarios. La mayoría son reincidentes.
Las jóvenes buscan información en las redes sociales y herramientas para protegerse contra estos depredadores. Proliferan un gran número de instrumentos al alcance de todos, aunque muchos son ilegales.
Las armerías han detectado un incremento en las ventas de instrumentos de defensa personal como los sprays pimienta o anti violadores, que son uno de los productos estrella. También se venden por Internet o en el mercado negro. Estos aerosoles pulverizan gases lacrimógenos de bajo efecto. Un bote de 200 mililitros cuesta entre 8 y 15 euros.
Se utilizan apuntando a la cara del atacante y a una distancia suficiente para que el gas incida lo más directamente posible en el rostro, con el fin de que se le nuble la vista durante unos segundos. Existen marcas homologadas en España por el Ministerio de Sanidad y Consumo como Falken, ASAC y Nidec, que tienen una autorización especial. Otras marcas no están permitidas, ya que se consideran productos químicos de fabricación casera.
Igual que los llaveros que ocultan punzones o los bolígrafos que esconden pinchos. El Reglamento de Armas y Explosivos establece que no son legales, como tampoco los bastones- estoque, las navajas, puñales o cualquier otro instrumento especialmente peligroso para la integridad física de las personas.
Los puños americanos también están prohibidos. Algunos se venden como anillos o incluso como bolsos de mano con asa incorporada. Estas piezas de metal se adaptan a los nudillos y permiten golpear con gran violencia ocasionando graves lesiones.
En el mercado se ofertan dispositivos electrónicos que no provocan ningún daño. Como las 'alarmas de pánico' o 'llaveros espanta violadores'. El pasado mes de octubre una joven evitó ser víctima de una agresión en Caspe (Aragón) gracias a uno de estos artilugios, que activó cuando un hombre la acechó cerca de su portal. Fue detenido por la Guardia Civil.
Estos llaveros emiten un sonido que puede alcanzar los 130 decibelios y escucharse a una distancia de hasta 180 metros. Algunos también llevan una linterna incorporada, con el fin de poder ver e identificar a los agresores. Pueden adquirirse en las armerías, por Amazon, AliExpress o en tiendas y páginas web especializadas. Cuestan entre 10 y 15 euros. Otra opción son los silbatos.
Entre los artilugios prohibidos, por ejemplo esta 'Herramienta de distancia social', una especie de bastón extensible que puede abarcar 60 centímetros y produce una pequeña descarga al apretar un botón. Esto paraliza temporalmente los músculos de una persona y supone un peligro para niños menores de 14 años o personas con patologías médicas.
Tampoco son legales las armas de electrochoque o pistolas taser, que han recibido fuertes críticas por parte de organizaciones de Derechos humanos. Disparan unos proyectiles que administran una descarga eléctrica a través de un cable.
El voltaje de estas armas altera el sistema nervioso y su efectividad depende de la intensidad con la que se active, la complexión física de quien recibe la descarga y la duración de la misma. El receptor puede quedar inmovilizado unos segundos o caer al suelo desplomado.
En China las autoridades han alertado por la venta de un lanzallamas de bolsillo, el llamado 'Yipinxuan' o 'llama antipervertidos'. Está inspirado en una linterna de bolsillo que cuenta con un pequeño lanzallamas o encendedor, que comercializa la firma japonesa Soto con el nombre de 'Pocket Torch'. En realidad surgió como una herramienta para utilizar en las salidas al campo y aplicar calor de inmediato. Alcanza una temperatura de hasta 1300 °C. Ahora se presenta con un formato parecido al de un pintalabios. Puede causar heridas graves, por lo que la policía lo cataloga como potencialmente peligroso. Al ponerse sobre la piel pueden quemar o desfigurar al atacante, tal y como advierten en las páginas web en las que se venden. Las autoridades ya han advertido que estos dispositivos no cumplen con la normativa y son ilegales.
Algunas aplicaciones para los teléfonos móviles permiten geolocalizar a los usuarios y realizar llamadas de emergencia ante una posible amenaza. En 2019 el Ministerio del Interior hizo pública AlertCops, una herramienta gratuita que permite denunciar delitos que atentan contra la seguridad de las personas. A través de un chat permite conectarse con las Fuerzas y Cuerpos de seguridad y enviar fotos y vídeos. En caso de peligro envía la ubicación al centro de mando más cercano. Cuenta con una función llamada Guardián, que permite compartir la localización con otras personas.
Life360 es la mejor valorada. Permite crear círculos de contactos con los que compartir la ubicación de cada usuario. Los miembros del grupo pueden ver los desplazamientos de los demás en tiempo real, el medio de trasporte o reciben una notificación cuando llegan a su destino.
En Estados Unidos se ha puesto de moda una pegatina inteligente capaz de detectar cuándo se está produciendo una agresión sexual y denunciarla al momento. El dispositivo llamado Intrepid, se engancha en la ropa interior y está conectado vía bluetooth a una aplicación móvil. En caso de detectar que la ropa se quite de forma brusca, el sistema envía un mensaje al usuario preguntándole si está siendo víctima de un ataque. En caso de que asienta o que no responda se alerta a cinco contactos, a la policía y el móvil empieza a grabar todos los sonidos que capta alrededor.
Los violadores eligen como víctimas a menores, chicas jóvenes o mujeres que parezcan indefensas o distraídas. Hay algunos detalles en los que se fijan, según se ha podido observar en algunas de sus declaraciones. Buscan a mujeres que vayan solas, hablando por teléfono, con ropa fácil de arrancar y a ser posible con el pelo largo, cola de caballo o trenzas, para poder tironear más fácilmente.
Las horas del día en se registran más violaciones es de madrugada, entre las 5:00 y las 8:30 horas o por la noche, a partir de las 22:30. Los autores procuran atacar en lugares poco concurridos y apartados, donde puedan ocultarse.
Estos hombres no se esperan una reacción de lucha por lo que si la víctima se opone, suelen desistir en pocos minutos. No atacan a mujeres que caminan rápidamente ni cargan paraguas u objetos que puedan ser usados para defenderse a una cierta distancia. Las llaves o armas blancas no suelen intimidarles porque para usarlos, las víctimas tienen que dejarlos aproximarse demasiado.
En caso de observar algún comportamiento extraño, es mejor no ignorarlo. Es preferible salir corriendo o pedir ayuda. Si alguien le sigue en una calle, andén o garage o se cuela en su portal o el ascensor, lo mejor es mirarle directamente a la cara y preguntarle la hora o el piso al que se dirige. Tendrá miedo de poder ser reconocido porteriormente y decidirá no atacar. Si grita lo mejor es decir: "¡fuego, fuego!". Acudirán muchas más personas por curiosidad que si grita "ayuda", "auxilio" o "socorro", que suele despertar miedo.