Es difícil preguntar por Howard Jackson o mejor por quien vende pañuelos disfrazado en Plaza de Armas en Sevilla y que no lo conozcan. Lleva más de 20 años comerciando en su semáforo de siempre y es todo un personaje sevillano. Hoy ha conseguido que le den la nacionalidad española.
Tenía 17 años cuando el Gobierno de Liberia le metió en un campo de adiestramiento para luchar contra los rebeldes. Decidió escapar y llegó hasta Costa de Marfil, donde fue acogido por la Cruz Roja. Pero su llegada a España se le complicó entre burocracia y fronteras, y no fue hasta 1997, con 21 años, cuando llegó en calidad de refugiado a Sevilla. Durante los tres primeros meses contó con la ayuda de las administraciones, pero después tuvo que mantenerse con la colaboración de los vecinos a los que alegraba su espera en el semáforo.
Dos de esas vecinas son las que han ejercido de testigo ante el Registro Civil para que Howard consiguiese la ansiada nacionalidad. Ha habido hasta jura de bandera y ha celebrado su sueño con el cante futbolero de “yo soy español, español”, siempre sin perder la sonrisa. La nacionalidad española se puede obtener por residencia si se acredita una estancia legal de diez años, si es bajo la condición de refugiado, el plazo se reduce a cinco; aunque Howard ha esperado algo más…
Ahora, con 42 años, estudia en la Universidad a Distancia para conseguir su siguiente sueño: ser juez y proteger a nuestro país como le ha protegido a él.