Cada hora del año se producen en España más de 15.000 incidentes de todo tipo que son cubiertos por los seguros. El grueso de esta atención lo copa la atención médica (12.348) seguido muy de lejos por los incendios y otros daños a la propiedad (1.457), según consta en el informe “Estamos seguros 2018” publicado por UNESPA, la patronal del sector.
Los datos de este estudio estadístico dejan constancia de que “cada hora el seguro devuelve 5,4 millones de euros a los más de 15.000 clientes que, tan sólo en esos 60 minutos, han tenido un problema inesperado”. Desde un punto de vista económico, la actividad aseguradora representa el 5,3 por ciento del PIB español, aunque para la patronal “es mucho más” ya que su aportación es “es fundamental para el consumo y la inversión”.
Cada día del año, apenas pasan unos segundos cada vez que ocurre un percance en una vivienda, una industria, un comercio. Y el seguro patrimonial está ahí para resolverlo. Los llamados seguros multirriesgo cubren un amplio abanico de riesgos, tanto de daños como de responsabilidad civil. De todos los percances que sufre un inmueble, el más frecuente es la gotera (una cada 14 segundos), seguido de los daños en cristales (uno cada 27 segundo), los servicios de asistencia (uno cada 32 segundos) o los problemas de origen eléctrico (uno cada 46 segundos).
Los fenómenos atmosféricos (uno cada 1 minuto y siete segundos), la atención por robo o daños por robos (una cada 1 minuto y 22 segundos) y las coberturas por responsabilidad civil (una cada 1 minuto y 21 segundos) ocupan el rango medio de los partes atendidos por las aseguradoras.
En la parte final de este recuento de coberturas se hallan los partes por defensa jurídica (uno por cada 5 minutos y 18 segundos) y los incendios que suponen uno cada 5 minutos y 37 segundos.
La estadística de estos 60 minutos no solo se circunscribe al ámbito doméstico o empresarial. En nuestra vida diaria, la incidencia de los seguros dibuja también la importancia de estar respaldados.
En este periodo, las atenciones médicas, los daños en viviendas y otros inmuebles, y los accidentes de tráfico centran el grueso de los percances que solucionan las aseguradoras. Le siguen los servicios de asistencia, los casos que implican responsabilidad civil general o la defensa jurídica. Finalmente, se atienden sepelios, transportes, pérdidas pecuniarias e indemnizaciones a familiares por el seguro de vida.
En este sentido, los seguros de vida con cobertura de fallecimiento saldan cada año alrededor de 4.700 hipotecas y las aseguradoras abonan unos 166 millones de euros para reequilibrar las situaciones familiares producidas por el fallecimiento prematuro e inesperado de la persona.
Así, cada mes se resuelven situaciones comprometidas por 14 millones de euros, según Unespa, siendo la prestación media que entrega la aseguradora por fallecimiento de 34.783 euros, si bien la muestra utilizada para el estudio incluye también casos en los que el seguro pagó más de 324.000 euros.
Las ciudades de Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia agrupan, juntas, una de cada cinco muertes de personas con hipoteca y seguro. Sin embargo, ninguna de estas localidades lidera el ranking de indemnizaciones medias que contiene el informe.
A la cabeza de la lista se encuentra Marbella (Málaga), donde el seguro de vida pagó 93.136 euros de media a los familiares del fallecido; San Sebastián (Guipúzcoa), con 76.607 euros; Cartagena (Murcia), con 64.119 euros; Alcalá de Henares (Madrid), con 62.686 euros, y Elche (Alicante), con una media de 61.038 euros.
La edad más habitual a la que perecen personas aseguradas con deudas pendientes son 56 años, aunque el estudio indica que son habituales fallecimientos a edades más tempranas. Así, uno de cada cinco fallecidos asegurados tenía menos de 46 años, y tres cuartas partes tenía menos de 60 años.
Por otro lado, transcurre una media de 11,3 años desde que se contrata el seguro de vida ligado a la hipoteca y el momento en que se produce el fallecimiento del asegurado. En dos de cada cinco casos, el fallecimiento del asegurado se produjo en los primeros cinco años de aseguramiento, es decir, cuando prácticamente toda la deuda seguía pendiente.
El seguro de vida con cobertura de fallecimiento que se suscribe al contratar una hipoteca saldan la deuda pendiente con el banco y evitan que la familia sufra "estrecheces económicas" si alguno de los titulares del préstamo fallece y se pierden los ingresos que aportaba para atender el pago del crédito. En España hay 3,8 millones de personas hipotecadas que cuentan con un seguro de vida.