Los alcaldes de la zona afectada por el peor incendio del año, el que ha arrasado más de 22.000 hectáreas en la provincia de Ávila, han solicitado al Gobierno la declaración de zona catastrófica. Después de siete días, el incendio todavía se encuentra en Fase 1, aunque ya está controlado. Ahora es momento de hacer balance de daños.
Se trata de una tragedia medioambiental histórica. Los destrozos no solo se ven a simple vista, hay ganaderos y agricultores que lo han perdido prácticamente todo: pienso y cabezas de ganado, que es lo peor de todo. Con 22.000 hectáreas arrasadas, el incendio entra en la lista de los más virulentos en España desde que hay registros.
La imagen es desoladora, 130 kilómetros de perímetro totalmente devastado. Los vecinos tienen "bastante miedo", algunos han sufrido incluso "ataques de ansiedad". "Hemos perdido terneros y corderos. También se ha quemado el pasto que había para todo el año", comenta una mujer.
Muchos trabajadores han perdido algo más que su modo de vida. "Tenía ocho cabezas de caballos. Todo calcinado", explica un hombre. Emilio, otro trabajador, vio su nave rodeada por el fuego: "Ha quemado todo lo que había por aquí. No estoy capacitado para analizar los daños", comenta.
La buena noticia, en medio de toda esta tragedia, es que comienza a llegar la ayuda desde todos los puntos de España. Numerosas personas se trasladan hasta la zona afectada para facilitar recursos a los vecinos afectados y ayudar en la recuperación del área arrasada. Dentro de esta tragedia ecológica, cultural y económica difícil de olvidar, un halo de optimismo.