El coronavirus se ha cobrado ya más de 55 000 vidas en España. No son números, son personas, se insiste ante la friolera. Con una incidencia disparada -- 828,57 casos por cada 100 000 habitantes en los últimos 14 días, según los datos que el Ministerio de Sanidad facilitó el viernes 23 de enero--, los sanitarios vaticinan que lo peor está aún por llegar y suplican a la población que sean cautos y sigan las recomendaciones. También insisten en ello las autoridades políticas, obligadas a aumentar las restricciones en, prácticamente, la totalidad de España. Y, de la misma manera, lo hacen muchos ciudadanos, que ven con impotencia que los comportamientos irresponsables no cesan a pesar de los contagios. "No sé ni qué hacer ni cómo sentirme", expresa una joven a Informativos Telecinco.
Lo hace tras recibir una fotografía en su teléfono móvil en la que un grupo de 16 jóvenes congregados en el barrio madrileño de Simancas incumplen cada una de las medidas mínimas de seguridad que han reiterado las autoridades sanitarias para combatir el coronavirus. Mientras tanto, ella cuida de sus abuelos, enfermos de coronavirus.
“Son las 5:30, llevo 1 hora despierta atendiendo a mis abuelos que tienen COVID diagnosticado desde hace 4 días y, mientras consuelo a mi abuela que está llorando, preguntándose ‘por qué a mí’ y pidiendo a su madre que la ayude desde el cielo, recibo una foto en la que hay un grupo de 16 personas”, relata.
Agolpados para la instantánea que, acabará en las redes sociales, posan sin mascarilla. Algunos de los jóvenes que aparecen en la imagen lo hacen, incluso, con el vaso en la mano. “En esta foto, este grupo no está cumpliendo las medidas de seguridad y me siento frustrada porque no es justo”, subraya la joven indignada, tras relatar la situación que está viviendo debido a la pandemia.
“Aquí pagan justos por pecadores. Al salir del hospital nos dieron un papel en el que ponía que el incumplimiento del confinamiento domiciliario se considera un delito contra la salud pública, ¿acaso esto que se ve en la foto no es un delito?, ¿no les pueden poner una multa aunque sea?, ¿por qué no hay un lugar al que dirigirse cuando veo que gente que conozco hace estas cosas?”, expresa impotente.
La Comunidad de Madrid, donde se toma la instantánea, se vio obligada el viernes a incrementar las restricciones de la región tras superarse la incidencia a 14 días de 750 casos por 100 000 habitantes. "Son medidas duras, complicadas de tomar, pero son medidas muy necesarias. Digo más: hay que prepararse para un escenario en que las medidas que adoptamos puedan ser insuficientes”, alertaba su consejero de Salud, Enrique García Escudero, antes de anunciar las nuevas medidas, insistiendo en la importancia del comportamiento de cada ciudadano.
"Nuestro empeño es disponer de los mejores recursos humanos y materiales para luchar contra este terrible virus. A esto hay que sumar algo fundamental: la acción individual de cada ciudadano. Es importantísimo. Todos sabemos que si cada uno no cumple su parte nada de esto servirá. Reducir el número de casos es un esfuerzo compartido: para ello hay que cumplir las normativas de higiene y restricción de la movilidad. Por eso pido la colaboración activa de la delegación del Gobierno y las policías municipales. Recuerdo que las infracciones por incumplimiento están entre los 600 y los 600 000 euros. Por tanto, prudencia, responsabilidad y precaución”, recalcaba.
No obstante, ni la ley ni el valor de una vida parece frenar a algunos incívicos. “Yo ya no sé ni qué hacer ni cómo sentirme y estoy empezando a perder la fe en la sociedad”, concluye la joven en su denuncia.