Hace 4 meses y un día, las últimas embestidas de Gloria, la Dana que arrasó a finales de enero el este peninsular, destrozaron la playa de Les Deveses en Denia (Alicante). No era la primera vez que un temporal golpeaba esta pequeña playa, pero nunca con la fuerza de Gloria.
El mar y el viento se tragaron la poca arena que quedaba, y las olas arrancaron el muro que protegía a las viviendas de primera línea. "Nos tiró la terraza y parte de la fachada", recuerda Pepe Caballero, propietario de una de las casas de primera línea.
En horas, un paraje idílico quedó convertido en una escombrera. Una imagen catastrófica, que a menos de un mes para que llegue el verano, no solo no ha mejorado, sino que ahora, con la llegada del buen tiempo es aún más desoladora. "No hay arena, las piedras y los escombros siguen tirados, nadie recoge nada. Quieren que se caiga todo", lamenta Juanjo Giménez, presidente de la Asociación de Vecinos de Les Deveses, que añade que "como no limpien la playa y recuperen la arena aquí es imposible que se puedan mantener las distancias de seguridad".
La prometida reconstrucción de la playa ha quedado totalmente parada con la crisis del coronavirus. El decreto del estado de alarma suspendió la reunión que los vecinos tenían en el Ministerio de Transición Ecológica para estudiar un proyecto de 14 millones de euros para construir tres espigones que protejan la costa y regenerar Les Deveses. "Medioambiente tiene que aprobar el proyecto que ya pasó por la Dirección General de Costas, pero no dejo de llamar al ministerio y nadie contesta. Si hubiera voluntad se podría llegar a tiempo, pero no quieren y además ahora no creo que haya dinero", explica Juanjo Giménez.
El riesgo de derrumbe sigue amenazando a las viviendas situadas en la primera línea de playa. "El mar se va colando por debajo del muro que nos protegía y está socavando los cimientos de las viviendas", explica Pepe Caballero.
Sin embargo, ha decidido arriesgarse y ha invertido miles de euros, como ya hizo en el temporal de 2017, en reparar los daños que Gloria provocó en su casa. "La vivienda está ya reparada, pero hemos tenido que terminar de derribar la terraza, porque no me dejan reconstruirla y me iba a tirar la casa abajo", señala Pepe.
Por el momento, Costas solo permite a los vecinos construir un pequeño muro en forma de escollera para proteger las viviendas de las embestidas del mar. Una solución de urgencia, que los vecinos consideran un parche que no acaba con los problemas de una playa que lleva 15 años en un proceso continuo de degradación. "Hay que construir los tres espigones o al menos acabar de construir uno que está al sur y hacerlo en forma de "L". Además es urgente regenerar la arena de la playa y reconstruir los accesos", explica Juanjo Giménez.
La casa pertenece a su familia desde los años 40. Pepe nació allí, en 1.952. En aquella época delante de la vivienda había casi 100 metros de arena antes de llegar al mar. "La casa tiene un gran valor sentimental para mi familia. Mis hijos han crecido en ella", cuenta Pepe Caballero, que por primera vez en su vida, teme no poder pasar el verano en su vivienda. "Ahora que mis hijos son mayores y viven por su cuenta, es el lugar donde nos volvemos a reunir, pero el verano está perdido, es muy triste.
Las limitaciones de movilidad, impiden a Pepe ni siquiera desplazarse hasta la vivienda. "Vivo en Valencia y la casa esta en Denia, que por dos kilómetros es provincia de Alicante, así que no puedo ir", explica. Se tiene que conformar con ver las fotos que le envían. "La playa está destrozada. A la casa, mi mujer y yo podriamos ir, pero tengo tres nietos y es muy peligroso. Al final habrá un accidente", asegura Pepe, que por primera vez en 68 años, teme no pasar el verano en la casa de su vida.