Se hace un tratamiento con peces en los pies y termina con los dedos amputados
Informativos Telecinco
15/09/201813:56 h.Curthois cuenta que a los 17 años se cortó el dedo gordo del pie derecho con el cristal de un vaso roto, pero que no sintió dolor y no fue al médico hasta que pasó un tiempo. Para aquel entonces, se le había infectado el hueso y le tuvieron que amputar la mitad.
Cuatro años más tarde, en 2010, Curthois estaba en Tailandia y acudió a hacerse una ictioterapia, un tratamiento con peces que succionan las células muertas. "Parecía muy limpio, pero estaba equivocada", cuenta.
Una chinche se filtró a través de las heridas de su pie derecho y la transmitió la enfermedad de Schwelmenella. Los médicos se la diagnosticaron un año después y, para entonces, esta infección que se come los huesos, había acabado con su dedo gordo. Por lo que en diciembre de 2012, decidieron amputárselo por completo.
La pesadilla de Curthois no acabó aquí. La presión que suponía en el resto de sus dedos caminar sin el gordo, la causó callos, úlceras y otras infecciones por lo que en los cinco años posteriores los médicos tuvieron que amputarle todos.
"Después de un año caminando sin el dedo gordo del pie, se generaron úlceras en el segundo dedo debido a la presión ejercida sobre él. Tenía un callo áspero en la parte superior, pero no sabía que debajo de eso había otra infección", cuenta. Así que, "los doctores me amputaron el segundo dedo y me dejaron con tres dedos", cuenta al diario británico The Sun.
Durante dos años Curthois no volvió a notar nada, pero con el paso del tiempo la infección volvió. "Todas las mañanas vomitaba y tenía fiebre constantemente", explica.
Los análisis de sangre evidenciaron signos de otra infección ósea ya que los niveles de glóbulos blancos eran altos.
Por ello, en noviembre de 2016, la amputaron el tercer y cuarto dedo del pie, quedando solo el meñique.
"Como el dedo pequeño del pie era el único que me quedaba, lo seguí golpeando y cuando caminaba toda la presión iba ahí". En noviembre de 2017, los análisis revelaron otra infección ósea por lo que le tuvieron que amputar el último dedo.
No obstante, Victoria Curthois cuenta que su pie "nunca ha estado tan saludable como ahora" porque puede pisar con él.