Una mujer joven se acerca a un hombre de avanzada edad en una vía pública. Le saluda, le abraza y le manosea cariñosamente. Incluso le ofrece servicios sexuales. Cuando está distraído ella le arrebata el reloj, la cartera o la cadena que lleva colgada al cuello. Después la mujer sale corriendo repentinamente, monta en un coche que la espera a pocos metros y se da a la fuga.
La historia se ha repetido cientos de veces durante los últimos tres años por toda la geografía española. Las víctimas comenzaron a denunciar en Málaga en noviembre de 2018 donde pudieron constatar más de un centenar de golpes en un solo año. Le siguieron la Costa del Sol, Levante, Andalucía o Madrid. Su auge era imparable. Estos hechos delictivos se habían disparado por todo el territorio nacional, hasta que la Policía se percató de que se trataba de una organización criminal conformada por ciudadanos rumanos, que actuaban en grupos itinerantes.
La Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) se hizo cargo de esta investigación, en la que ha formado un equipo conjunto con la Policía rumana, Europol y Eurojust para conseguir desarticular a esta mafia. La operación culminó el pasado 18 de febrero con la detención simultánea de 42 personas: 38 en España, 3 en Rumanía y 1 en Portugal, entre ellos tres menores de edad.
Los arrestados forman parte de cinco clanes distintos. Aleccionaban a sus hijos para que aprendieran el 'oficio' desde pequeños. Entre ellos había un menor de nueve años al que utilizaban como receptador: se quedaba cerca de los lugares donde se producían los robos recogía los efectos. Luego debía llevarlos hasta un vehículo con un doble fondo que los trasladaba directamente a Rumanía en el menor tiempo posible. Así sería inimputable si le sorprendía la Policía.
Este jueves los responsables de esta operación han ofrecido una rueda de prensa en la que han explicado todos los detalles:"Es la primera vez que en España conseguimos desarticular una organización criminal dedicada a la comisión de este tipo de hechos delictivos", ha señalado el Comisario Tomás González de la Oliva, el máximo responsable de esta unidad.
Las mujeres eran el gancho para atraer a las víctimas, una pieza fundamental en este modus operandi. Las seleccionaban previamente antes de actuar: hombres de más de 80 años con un alto poder adquisitivo. "En zonas de costa los extranjeros van en manga corta casi todo el año, los relojes y las joyas están a la vista", ha bromeado Alberto Estévez, el inspector de la UDEV en Málaga, la provincia más sacudida.
Su estrategia eran los abrazos y las caricias pero si la víctima se resistía no dudaban en emplear la violencia: "un señor acabó perdiendo parte de la falange de un dedo en un forcejeo con una puerta y otro terminó perdiendo la visión de un ojo tras un puñetazo por parte de una de estas mujeres", ha relatado la Inspectora Victoria Serrano, la jefa del grupo en la central.
"Vimos que este tipo de hurtos en principio eran aislados pero luego se fueron incrementando. Analizándolo descubrimos unos patrones y unos nexos comunes y pudimos tener una visión general. Descubrimos que se trataba de una organización que estaba extendiendo esta modalidad delictiva por todo el país y que tenía como finalidad última vender todos los efectos robados en Rumanía", ha dicho. Entonces solicitaron la ayuda de Europol: Había que identificar a los jefes de los clanes en España para llegar a detener a los principales líderes", ha explicado Estevez.
La cúpula de la organización la formaban nueve patriarcas de cinco clanes distintos. Originarios de Tanderei, residían en el condado de Ialomita(Rumanía) donde recibían los beneficios y los blanqueaban. Los investigadores calculan que pudieron amasar más de un millón de euros gracias a estas actividades ilícitas. Entre los efectos embargados hay 10 mansiones, 335 coches de alta gama, 66 relojes de firma, 264 piezas de joyería y 92 teléfonos móviles.
Estos líderes se habían convertido en personas influenciables dentro de su comunidad. Miembros de distintos clanes se casaban con los de otros para fortalecer los vínculos. Estos dirigentes residieron durante años en otros países de Europa, donde amasaron pequeñas fortunas a base de robos y descubrieron esta modalidad delictiva. "Acumulaban decenas de antecedentes y llegados a un punto, era como si cambiasen de nivel; regresaban a sus países y dejaban como sucesores a sus hijos", ha relatado la Inspectora Serrano.
Por eso aleccionaban a los niños desde pequeños para que les sucedieran: "Enseñaban a sus propios hijos y a sus sobrinos que deben pasar por un período de iniciación. Comienzan diciendo que son de una asociación de sordomudos, tapando con unos papeles sus manos para no ser descubiertos hasta que aprenden a robar los relojes y las joyas. Les enseñaban para que pudieran seguir con la estirpe criminal familiar. La organización se basa en lazos familiares y todos los miembros debían formar parte del clan", ha relatado esta investigadora.
En la base de la pirámide se encontraban decenas de personas, los hijos y líderes de estos cabecillas. "Vivían de forma itinerante, desplazándose por distintas provincias, en casas rurales o acogidos en casas de distintas personas. Eran muy discretos y no querían llamar la atención. Había grupos asentados en algunas comunidades como en Madrid _en la localidad de Getafe- o en Murcia donde se coordinaba la acción de estas mujeres y recepcionaban los artículos", ha relatado la inspectora Serrano.
Según el Comisario González de la Oliva: "Esta organización basaba sus ingresos en el hurto amoroso. Todos los miembros procedían de Tandarei y formaban parte de cinco clanes distintos. Tenían lazos familiares y estaban jerárquicamente organizados. Una organización trasnacional que había operado en distintos países de Europa: Francia, Gran Bretaña, Holanda. Todos sus ingresos los llevaban a Rumanía"
Los investigadores comprendieron entonces que debían derrotar a esta organización tirando abajo sus infraestructuras y la maquinaria que la sostenía. Según la inspectora Serrano:"Al principio fue difícil de detectar. Parecía que sólo realizaban esos hurtos pero luego nos dimos cuenta de que detrás había algo muy grande".
Las víctimas acudían a comisaría a denunciar. Una vez allí los agentes del Cuerpo Nacional de Policía les mostraban unas fotografías. Debían identificar a las autoras, con una dificultad añadida: todas eran mujeres de etnia gitana, con un aspecto físico muy parecido y siempre iban igual vestidas. Pero los investigadores consiguieron identificarlas, determinar las tareas que cada miembro tenía asignadas en la jerarquía y así llegaron hasta los cabecillas en Tandarei.
Según el Comisario de la UDEV: "Tenían un servicio de logística espectacular. Se desplazaban en vehículos de lujo a nombres de terceros, de testaferros. Alquilaban casas rurales en zonas de costa en las que se alojaban cuatro o cinco días, y actuaban en un radio de cien kilómetros. Después de cometer los hechos, otro vehículo con dobles fondos - lo que se conoce como caleteados- recogía los efectos y los trasladaba a a Rumanía en el menor tiempo posible". De este modo, según ha explicado, dificultaban las acciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad.
De los 42 detenidos, 9 han ingresado en prisión y dos son menores que han sido enviados a centros de internamiento. Además se han emitido más de una decena de órdenes de detención a algunos miembros que ahora se encuentran en paradero desconocido. Los investigadores creen que les será imposible retomar su actividad: "Sin una red que los proteja, sin ayuda, ni dinero, ni receptadores que den una rápida salida a los efectos, damos por desmantelada esta organización criminal" ha asegurado el comisario González de la Oliva.