Denuncian que la Junta de Andalucía hormigona un corredor verde en el Parque Natural de los Alcornocales
La obra , dicen los ecologiustas, no se ajusta a lo planteado
La vaguadas de los arroyos están siendo hormigonados para que las lluvias no dañen la obra
El corredor, que dejaba pasar a un par de personas, es ahora una pista de más de seis metros de ancho
La idea era facilitar a los ciclistas el tránsito por el corredor verde que une las bahías de Cádiz y Algeciras, una antigua vía pecuaria, que atraviesa el Parque Natural de los Alcornocales, rescatada a principios de siglo para los ciudadanos. Mas de noventa y dos kilómetros de los que se proponía intervenir en unos treinta y seis bajo el burocrático nombre de “Adecuación para ruta ciclista en el Corredor Verde Dos Bahías” que, como es de rigor, se colocó en los preceptivos carteles a pie de obra. Paga Europa. Algo más de dos millones de euros.
"El proyecto se nos presenta hace dos o tres años, de pasada, en una junta rectora del parque: Oye mira que vamos a hacer esto", cuenta Javier Gil de Ecologistas en Acción. "Al no conocer la letra pequeña nos pareció bién, como todo lo que sea fomentar un uso respetuoso de los espacios naturales".
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"Lo que se está haciendo es un carretera que está destrozando vegetación, arroyos, y hormigonando buena parte de esos treinta y seis kilómetros"
Pero del dicho al hecho, ya lo saben, hay todo un trecho, en este caso treinta y seis kilómetros de sendero. Donde la vía pecuaria dejaba pasar a un par de personas caminando, alguien debió pensar que donde caben dos caben diez, y las maquinas entraron por donde antes sólo pasaban las personas y, cada vez menos, el ganado.
"Hace tres o cuatro mese empezamos a hacer un seguimiento de las obras", sigue Gil. "Comprobamos que no era lo habíamos hablado. Lo que se está haciendo es un carretera que está destrozando vegetación, arroyos, y hormigonando buena parte de esos treinta y seis kilómetros".
Tras el prohibido pasar que anuncia las obras las maquinas han explanado una pista de más de seis metros de anchura. En las márgenes, la rica vegetación del parque aparece desgarrada. Javier Gil enseña lo que se ha hecho al paso por uno de los arroyos: "Aquí han quitado toda la arboleda, formada por alisos, y parte de la laurisilva, una vegetación de la era Terciaria que sobrevivió a las glaciaciones. Para rematar, han colocado una plancha de hormigón en el lecho del arroyo".
Porque sí, para que los previstos ciclistas salven esas zonas húmedas, las han llenado de cemento. Hay más, laderas con desniveles imposibles que no subirían muchos profesionales, lucen un inquietante color gris en medio de la vegetación.
"Ahora mismo tenemos aquí una", señala Gil hacia una ladera hormigonada. "Tiene una pendiente del ochenta o el noventa por ciento. Esto no lo va a subir nunca ningún ciclista, porque el desnivel que tiene es hasta peligroso. Una persona que se dedique a hacer cicloturismo tendrá aquí que bajarse, aunque sea por precaución".
"Tiene una pendiente del ochenta o el noventa por ciento. Esto no lo va a subir nunca ningún ciclista, porque el desnivel que tiene es hasta peligroso"
Así que como la famosa `adecuación´ esta resultando, al parecer de los ecologistas, muy poco adecuada, han pedido a la Junta que pare las obras. Si no lo hacen, están dispuestos a acudir a la Unión Europea, que es quien las paga, cemento incluido, para que paralice los fondos mientras se hace una auditoría.