Una profesora española de Educación Primaria, identificada en Twitter como @PaulaBloom, ha relatado una situación vivida en su colegio que evidencia la realidad de la conciliación y de la educación en tiempos de coronavirus cuando algunos alumnos, según ella misma ha podido constatar, acuden enfermos a clase porque sus padres no tienen con quién dejarlos.
Algunos expertos han destacado recientemente que "con los positivos surge el problema de la conciliación familiar si los padres trabajan, un problema serio desde el punto de vista social". Los médicos subrayan que los padres con niños con síntomas de covid no deberían llevarlos al colegio. Asimismo, admiten que "al concentrar a tantos niños, a pesar de las medidas, no va a ser fácil evitar contagios".
En este caso, según el relato de la maestra, hasta ocho niños acudieron a clase con mala cara negando que se encontraran mal, hasta que uno de ellos se atrevió a admitirlo: "Profe, yo me encuentro mal, pero mi padre me ha dicho que no te diga nada". Los otros siete estudiantes, posteriormente, reconocieron que vivían la misma situación.
"A todos les habían dado chute de ibuprofeno y al cole, pero se había pasado el efecto", señala la docente, que destaca que les tomaron la temperatura y ninguno bajaba de 38 grados. "Una lloraba porque le dolía la cabeza. Otro porque no quería que avisásemos en casa. La profe, recién dada de alta de un tratamiento oncológico me llamó con ansiedad y me pidió que subiera y me quedara unos minutos por ella", añade.
Según advierte la profesora, esta es solo una de las muchas situaciones que se están produciendo en los colegios. La maestra reconoce que esta semana, la primera tras la vuelta de vacaciones de Navidad, ha sido la peor de la pandemia.
"No juzgo en absoluto a las familias que necesitan ir a trabajar para comer y su único recurso para conciliar es la escuela. No juzgo que estén aterradas y sin medios", detalla la maestra, que admite su preocupación porque "los niños estén poniendo por delante de su propia salud a la conciliación laboral de sus familias con absoluta consciencia".
"Me preocupa que aprendan a mentir sobre su estado para no alertar al jefe y arriesgarse al despido. Me preocupa que aprieten los dientes. Me preocupa también que estén en el dilema de desproteger a sus madres o a sus profes, porque los niños ven la ansiedad en la cara de esa maestra sin pelo y con pañuelo que se desencaja cuando tres de ellos tosen a la vez", precisa la maestra.
Paula subraya que "esa no es la responsabilidad de los menores", y alerta de que "se la estamos cargando". Asegura que se está "haciendo a los críos cómplices de la cara más dura de este sistema que penaliza el cuidado y que el debate en materia de salud y derechos humanos gira en torno a si un tenista entra en Australia".
"Los niños no solo no deben, sino que no pueden sostenerlo. Están pagando el precio más caro poniendo el cuerpo de la forma más bestia y siendo absolutamente conscientes. Necesitamos medios para atenderles ya", señala la profesora, que no contempla una solución fácil al problema.
"Mientras seguimos yendo al cole no sé a qué, a aprender no, desde luego y a enseñar no, desde luego, es una carrera contrarreloj diaria contra la ansiedad colectiva especialmente dura, porque las maestras no somos sanitarias y los niños no son pre personas: son nuestros vecinos", sentencia la profesora en el hilo de Twitter.