Esther se contagió de coronavirus estando embarazada de siete meses. Su positivo en covid19 llevó a los médicos a realizarle una cesárea de urgencia y los dos, madre e hijo, acabaron en la UCI. Ya se encuentran bien, pero la experiencia ha sido muy angustiosa. Ahora, la joven solo espera recuperarse del todo y que remitan las secuelas.
Joven, sin enfermedades previas, séptimo mes de embarazo... pero en horas todo se complica. "La noche la pasé fatal, con 40 grados de fiebre. La neumonía podía evolucionar muy rápido, y así fue", recuerda Esther sobre los primeros síntomas.
Era positivo, ingresó en la UCI del hospital y comenzó una verdadera pesadilla. Los médicos le comunicaron que "la situación estaba empeorando" y que el niño tenía que "salir cuanto antes". Había que realizar una cesárea de urgencia, la vida de los dos corría serio peligro. "Al niño sí que me lo enseñan, la matrona me dijo 'este es tu niño'", relata la joven.
El pequeño terminó abandonando la UCI y su marido se hizo cargo de él. Sin embargo, los sanitarios tuvieron que conectar a Esther a un respirador y pasó más de una semana en coma inducido. "Cuando enciendo el móvil y veo 15 de enero digo: ¿Qué ha pasado aquí?", agrega la mujer.
Madre e hijo pudieron reencontrarse y se recuperan en casa. Esther aún tiene secuelas y la neumonía la agota, pero su hijo avanza estupendo, "al ritmo de un bebé nacido a término". La mujer no sabe cómo se contagió, tuvo la máxima precaución. Su historia es un ejemplo más del peligro del coronavirus.