El cadáver de José Rafael Hernández salía del domicilio familiar en la camilla de la funeraria. Inmediatamente sacaban el cuerpo de su mujer. En el interior de la vivienda, junto con la policía, permanecía el hijo de ambos.
La noticia se extiende como la pólvora por el barrio canario. Según las primeras investigaciones, Marco, el joven que llevaba 10 años cuidando a su madre, enferma de alzhéimer había asesinado a su padre.
El detonante, según algunos testigos, una discusión entre ambos. El joven pensaba que su padre había matado a su madre, aprovechando que él no estaba en casa en ese momento.
Una enajenación que ninguno de los que le conocen entienden. Los vecinos aseguran que el hijo se encargaba por completo de los cuidados de la madre.
Tras los cuerpos salía detenido el presunto parricida. A la espera de los resultados de las autopsias, todo indica que la madre murió de muerte natural y el padre presentaba signos de extrema violencia.