Zainab y Jannat Rahman nacieron siamesas, unidas por el abdomen y el pecho. La intervención para lograr separarlas llevó cuatro horas de duro trabajo realizado por un equipo de 20 expertos del hospital Great Ormond Street (Reino Unido). Pese a resultar todo un éxito, los médicos anunciaron un desolador diagnóstico: la esperanza de que las pequeñas pudieran sobrevivir era de "una entre un millón".
Así lo han asegurado los padres de las hermanas, Luther y Nipa, un mes después del 16º cumpleaños de sus hijas.
Ahora, Zainab y Jannat se encuentran en perfecto estado de salud, alcanzan el sobresaliente de media en el expediente académico y aspiran a ingresar en dos de las universidades más prestigiosas del mundo: Oxford y Cambridge.
"Nunca me atreví a imaginar este día. Han logrado mucho y en contra de las peores probabilidades imaginables", ha asegurado su madre en declaraciones recogidas por 'Daily Mail'.
En 2006, los médicos anunciaron al matrimonio que sus hijas nacerían siamesas y aconsejaron a la madre que abortase. Además de que la probabilidad de supervivencia era muy escasa, los especialistas predijeron que, en caso de que salieran con vida, al menos una de ellas nacería sin alguna extremidad o desarrollaría una enfermedad.
El caso de Jannat era el más preocupante porque presentaba problemas de corazón y era dependiente de su hermana, quien la había mantenido con vida el tiempo que permanecieron en el interior del útero de su madre,
Los médicos aseguraron a los progenitores que cuando Jannat tuvo que pasar a cuidados intensivos tras la intervención, no comió ni durmió al estar separada de su hermana.
Dieciséis años después de aquella fallida previsión, Zainab y Jannat se han vuelto inseparables.