El preso más peligroso de España, Fabrizio Joao Silva, ha aparecido muerto en su celda de la prisión de A Lama, en Pontevedra. Los funcionarios lo han encontrado tirado en el suelo del baño, con una herida en la cara provocada por la caída. Originario de Guinea-Bisáu, con 37 años y 1,80 metros de estatura, es conocido como el “Hannibal Lecter” español.
Estaba calificado como preso de primer grado, el régimen más restrictivo del sistema penitenciario español. Esto significa que estaba aislado, en una galería solo sin contacto directo con ninguna persona de la prisión ni con terceras personas y salía al patio sin compañía.
El reo ha pasado por varias cárceles españolas, de hecho, llegó a A Lama a principios de este año. El motivo: provocar incidentes graves en todas las prisiones por las que ha pasado. Hace tres años, agredió a ocho funcionarios en la penitenciaría de Cádiz con un pincho casero que ocultó en sus zapatos en un cacheo rutinario. A uno de ellos le hirió de gravedad al alcanzarle la yugular.
Joao cumple varias condenas. La primera de ellas fue por violar y matar a su novia en Bilbao en 2004, la acuchilló 25 veces. Más tarde asesinó a un preso de la cárcel de Córdoba a golpes y patadas y fue condenado a 17 años. Habría cumplido todas las condenas en 2047.
El preso pesaba 100 kilos y llevaba ocho días en huelga de hambre como protesta por estar aislado. El reconocimiento médico no detectó ningún problema. A falta de la autopsia, todo apunta a una muerte por causas naturales. El ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, ha anunciado que su muerte será investigada “desde el primer momento”.