Ir a la guardería es un lujo que en España no pueden pagar más de 200.000 familias. Una escuela infantil pública –cubre la educación de cero a tres años- cuesta al año 974 euros. En el curso escolar 2015-2016, se matricularon en educación infantil de 0 a 3 años 444.492 niños cuando la población de esta edad en España es de 1.251.941 personas.
Las que pagan el pato son las madres. Cuatro de cada 10 han renunciado a un empleo para quedarse en casa, cuidándoles, según se desprende de un informe del Instituto de Estudios Fiscales. Otro dato, el 20% de las mujeres que tenían un trabajo remunerado redujo su actividad laboral cuando nació su primer hijo, más de un 18% vio limitadas sus probabilidades de promoción y más de un 16% interrumpió su trabajo por un año o más.
En estos casos entra un sueldo menos más en casa y la brecha de la desigualdad se agranda. Así, cada vez más voces reclaman que el acceso a la educación entre 0 y 3 años sea obligatorio, gratuito y universal.
Para el Instituto de Estudios Fiscales habría que duplicar el número de guarderías para cubrir la demanda real y se necesitaría 60.000 maestros más y 11.000 administrativos. Todo esto supondría una inversión de 3000 millones de euros.
Actualmente, el gasto público anual en educación infantil de primer ciclo en 2017, que cubre el 35,5% de los niños de entre cero y tres años supone un 0,23% del PIB. Un sistema universal público y de calidad, según este Instituto dependiente de Hacienda, costaría entre 5.300 y 7.400 millones de euros al año. Este informe también recoge los beneficios económicos directos que supondría este sistema educativo: 3.90 millones de euros por empleo directo generado y los mayores recursos disponibles en los hogares.