La vida de los cetáceos es bien diferente cuando son libres: Son capaces de recorrer más de 100 kilómetros diarios. La actividad de nadar es parte de su supervivencia, porque el ejercicio les permite mantener una temperatura corporal constante en aguas muy frías. Encerrados y hacinadas en estas cárceles las orcas y delfines en la costa rusa corren el riesgo de morir de hipotermia, como ya ha ocurrido con tres, según denuncia Greenpeace.
Los mamíferos son separados de sus crías que permanecen en otras piscinas-cárceles aledañas, lo que aumenta la mortalidad de estos animales, acostumbrados a mantener lazos afectivos con sus parientes.
Las 11 orcas y 87 belugas encerradas en la cárcel de cetáceos de la costa este de Rusia permanecen encerradas desde hace ocho meses y la organización ha pedido la intervención del presidente Vladimir Putin, que se han mostrado favorables a la liberación.
Sin embargo, desde Greenpeace advierten que si los cetáceos no vienen rehabilitados el regreso a la vida salvaje podría condenarlas a muerte. Hovhannes Targulyan, Jefe de Investigación, de la organización ecologista ha explicado la importancia de "que en la liberación y readaptación de las orcas y belugas participen expertos independientes y que se las devuelva al lugar donde fueron capturadas ilegalmente: las aguas del Mar de Ojotsk".
Las orcas en cautividad son sometidos a rutinas antinaturales con vistas a dar espectáculo, según denuncian muchas organizaciones contra el maltrato animal. Estos cetáceos escogen a sus parejas, pero en los delfinarios son forzadas a criar de forma periódica, antes de la edad en la que lo hacen en su hábitat natural. En ocasiones, muchas organizaciones denuncian que en SeaWorld, los entrenadores masturban a los ejemplares para inseminar a las hembras con el esperma.
Las orcas son animales gregarios, que forman familias tal y cómo las de los humanos con fuertes lazos emocionales. Una de las principales críticas contra los delfinarios y la reclusión de los cetáceos es el impacto psicológico que sufren al separarlos de sus crías y parejas.
Datos de la aduana rusa revelan que Rusia cobra unos 400 euros (unos 30.000 rublos) por la licencia para exportar orcas y otros cetáceos, más 15 euros en aranceles. Estos ejemplares son vendidos al mercado chino por un millón de dólares.
Los oceanarios chinos en sus sitios web, sin embargo, aseguran haber pagado entre seis y siete millones por cada ejemplar de orca.
El precio de las belugas es de aproximadamente 13.000 euros (1 millón de rublos). El negocio tiene muchas perspectivas por los beneficios que reporta.
La caza comercial de ballenas está prohibida desde 1986, aunque algunos países lo siguen haciendo aprovechándose de un vacío legal que permite su caza con fines científicos y culturales, en este último entrarían los delfinarios.