Un análisis realizado por la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) denominado 'Recomendaciones sobre el uso de la neuromonitorización en cirugía de tiroides y paratiroides' ha comprobado que un 80 % de los personas operadas por cáncer de tiroides presenta problemas en la voz después de ser intervenidos. La afección se manifiesta como una disfonía que puede ser reducida en parte gracias a técnicas como la neuromonitorización del nervio laríngeo.
El cáncer de tiroides, uno de los más extendidos entre la población y clasificado como el noveno protagonista de las afecciones oncológicas a nivel mundial, representa solo en España 3.000 casos anuales que afectan mayoritamiente a mujeres de edad media. En este sentido, un estudio publicado en 'Laryngoscope' ha puesto de relieve que a mayor edad se incrementa el riesgo de sufrir problemas de voz tras este procedimiento en un 5 % por cada año.
Pablo Parente, uno de los autores del informe, ha señalado que los trastornos relacionados con la voz tras este tipo de intervenciones puede deberse a una lesión de los nervios laríngeos, a traumatismos durante las maniobras de intubación y extubación, a la disfunción de los músculos extrínsecos de la laringe o a una reacción psicológica a la intervención quirúrgica, entre otras causas.
Como medida preventiva, el experto ha recalcado la importación de revisar el estado de las cuerdas vocales antes de ser intervenido de la afección para poder reforzar el nervio laríngeo superior y analizar los futuros cambios en la voz.
Una de las técnicas más utilizadas para reducir las secuelas en la voz es la neuromonitorización intraoperatoria, que permite identificar el nervio laríngeo recurrente y reduce los problemas de voz tras una tiroidectomía. Este procedimiento consiste en transformar en señal acústica y electromiográfica la actividad neuromuscular de los músculos intrínsecos de la laringe tras su estímulo eléctrico. Su precisión depende de factores como la técnica realizada, la tecnología utilizada y la formación para la correcta ejecución e interpretación de la señal.
De este modo, la neuromonitorización aporta beneficios como el aumento de la seguridad del cirujano durante la intervención, contribuye a reducir la incidencia de parálisis laríngea bilateral, aumenta la seguridad del paciente, facilita la predicción de la lesión nerviosa y ayuda al registro de datos para la investigación.
Por otra parte, "la utilización de técnicas mínimamente invasivas, que se ayudan de la endoscopia cervical para realizar procedimientos menos agresivos, permite también reducir las secuelas de la cirugía de tiroides", ha concluido el doctor Parente.