“Madre mía si la está pegando”. Las imágenes son duras. Puñetazos, llantos, gritos de la joven después de recibir sendos puñetazos en la cara. Sin piedad, dentro y fuera del coche. Pero lo que no sabía el agresor es que estaba siendo grabado desde un balcón por una vecina. Y ella se lo dejó claro al joven: “Lo he grabado”, le espeta. Aunque este abandona el lugar de los hechos y deja a la mujer gritando tirada en la calle, luego volvió y se fue con la joven y el coche. Lo que no sabía es que la policía ya estaba en su busca.
La mujer, al ver las agresiones dentro del coche no lo dudó y mientras grababa los hechos llamaba a la policía para dar el parte de los hechos, con matrícula del coche incluida. Después de que la testigo llamara a la Policía, los agentes se personaron en el domicilio y buscaron el vehículo del agresor, que abandonó el lugar de los hechos con el vehículo y con la agredida. Localizaron el coche circulando a gran velocidad, gracias a los faros. La chica seguía en la parte trasera del vehículo llorando y con visibles marcas en la cara y el cuello.
Al ser preguntada, la joven, de 26 años, dijo que había sido todo una discusión por celos y que perdonaba a su pareja. Lo peor de los casos de voiolen cia de género, el miedo. Y la aceptación de una horrible realidad como normal. El agresor, de 35 años, fue conducido de todos modos por los agentes a un centro de salud donde le practicaron un test de alcoholemia en el que dio positivo. El joven tenía antecedentes por robo con violencia. Ahora tendrá una orden de alejamiento. La joven ya sabe que además cuenta con la ayuda de una ciudadana que no se quedó parada mirando cómo la apaleaban.