Llega el calor, el verano y con él, el momento de ver los resultados de la famosa "operación bikini". El momento de lucir tu cuerpo por las calles, playas y piscinas o de esconderlo y esconderte. Si eres de los que van a seguir la segunda opción deberías escuchar el consejo de Magdalena Piñeyro: "para tener un cuerpo de playa solo hacen falta 2 cosas: tener un cuerpo e ir a la playa. El verano se pasa muy rápido (¡y la vida también!) como para dedicar nuestro tiempo al sufrimiento en vez de al goce y el disfrute".
Magdalena, es licenciada en Filosofía, especializada en estudios de género y políticas de igualdad y autora del libro “10 gritos contra la gordofobia”. Una obra que te ayuda a aprender a querer tu cuerpo tal como es, entender que "gorda" no es un insulto y a comprender el estigma y opresión social al que se ven sometidas las personas gordas: "estuve casi 30 años callada, habitando en mi cuerpo llena de dolor. Pero en el camino de la vida me encontré con el activismo gordofeminista que me llevó a transformar el dolor en rabia y la rabia en grito".
Piñeyro es además la cofundadora de la plataforma Stop Gordofobia, basada en el activismo antigordofóbico, algo que define como un movimiento que lucha contra la discriminación de las personas gordas y contra los prejuicios en los que ésta se basa, y aboga por su derecho a existir, a quererse, a ser libres, felices, a vivir una vida plena lejos del estigma, el odio, la patologización y la invisibilidad a la que la gordofobia les somete. Sin embargo, destaca que el principal cambio que le produjo es el de "situar la culpa fuera de mí y no dentro".
"El activismo gordo, contactar contra gente gorda y politizar la gordura, me llevó a darme cuenta de que la culpa de la discriminación que sufría no era mía, sino que proviene de un sistema de opresión llamado gordofobia, y que el hecho de que a la sociedad no le guste mi cuerpo es su problema, no mío, y responde a una serie de cuestiones estructurales relacionadas con prejuicios en torno a la salud, la estética y la moral asociadas al cuerpo gordo".
Dentro de las actitudes gordofóbicas se encuentran acciones o comentarios comunes en la mayoría de la población que, seguramente, se hacen inconscientemente e ignorando las consecuencias ofensivas y dañinas que pueden provocar en las personas gordas. Entre ellas, el típico "tía estás más delgada" como si eso siempre fuera motivo de felicitación y todo el mundo aceptara comentarios acerca de su cuerpo, o el "adelgaza, es por tu salud". Magdalena asegura que la salud es solo una excusa para cumplir con la norma de la delgadez. "Hace unos años pasé por una depresión. Bajé unos 15 kilos. Estaba destruida por dentro, pero muchas personas me felicitaron por haber bajado de peso. ¿En serio les preocupaba mi salud?".
Sin olvidar otras cosas cotidianas como ir a comprar ropa y que las tallas para gente gorda se llamen "tallas especiales", los puestos de empleo rechazados porque "no se da el perfil", las miradas de la gente hacia la gente gorda cuando se está comiendo una hamburguesa o una ensalada, al final da igual, o el típico "te quiero igual".
Este bullying hacia los gordos está en el colegio donde se discrimina a los niños gordos, en el deporte, como en el fútbol (Ronaldo denunció que le gritaban gordo y nadie le defendía), en la música, como por ejemplo el caso de Adele donde en muchas ocasiones se le daba más importancia a su peso que a la calidad de su música, y sobre todo, en las redes sociales. Los usuarios escriben comentarios acerca del peso de los 'famosos' y resto de usuarios sin ningún pudor, un claro ejemplo es el aluvión de comentarios ofensivos que recibió la presentadora Cristina Pedroche tras aumentar de peso, llegando a hacer Trending Topic #LaBallenaDeVallecas. La gordofobia te hace sentir vergüenza de tu cuerpo, taparlo, odiarlo y esconderlo llegando en los casos más graves a provocar agorafobia.
"La gordofobia nos hace daño, la gordofobia es violencia" dice la autora en uno de sus "10 gritos". Esta violencia no entiende de géneros y se distingue de la opresión machista que sufren las mujeres "mientras su acoso callejero giraba en torno a su belleza, el mío giraba en torno a mi gordura, mi fealdad, mientras a ellas les gritan piropos, a mí, insultos gordófobos" explica.
Sin embargo, la sociedad patriarcal en la que nos vemos inmersos hace que la sufran mucho más las mujeres que los hombres. Las mujeres son objeto de belleza y por lo tanto deben responder a los cánones establecidos, entre ellos la delgadez. Como decía la escritora feminista Naomi Wolf: "Una cultura obsesionada con la delgadez femenina no está obsesionada con la belleza de las mujeres, está obsesionada con la obediencia de éstas". En consecuencia, el activismo antigordofóbico que consigue aceptar y querer todos los cuerpos tal y como son, forma parte del empoderamiento de la mujer y es "parte fundamental del activismo feminista y antipatriarcal".
Como al feminismo, al activismo antigordofóbico le queda mucho camino por recorrer, son escasas o prácticamente nulas las personas gordas que se ven en el mundo de la política, los medios de comunicación, el deporte o como protagonistas de una película dejando atrás el típico papel secundario del gordo gracioso o la idea de que no vas a conseguir hacer nada o ser "alguien" hasta que no adelgaces.
Romper con todo esto no solo está en manos de la sociedad gorda, las personas delgadas pueden ser "aliadas de la lucha" y algunas de las acciones que podrían llevar a cabo según Piñeyro serían: "dejar de hacer apología de las dietas de adelgazamiento, dejar de comentar los cuerpos de las personas, frenar los chistes que se burlan de la gente gorda, intervenir en los casos de bullying gordófobo, dejar de alimentar el discurso que pone como excusa la salud para discriminar las personas gordas, dejar de recomendar dietas o hablar de calorías todo el tiempo, dejar de decir que el único motivo para hacer deporte es el adelgazamiento, dejar de usar la palabra gorda/gordo/ como insulto, si trabajan en medios realiza representaciones positivas de cuerpos gordos, si trabajan en la medicina no dejar que la gordofobia interfiera en su labor, entre otras muchas”.
Muchos pueden llegar a pensar que el activismo antigordofóbico hace apología de la gordura, a lo que la fundadora de Stop Gordofobia responde que si entendemos "apología de la gordura como hacer una defensa de las personas gordas, pues quizás sí que haga ese tipo de apología, porque al final me estoy defendiendo, estoy gritando que tenemos derecho a existir y a vivir una vida libre de discriminación”.
"Hago apología de la autoestima de la gente gorda, del amor corporal, de mi derecho inalienable a amarme, de nuestro derecho inalienable a amarnos, pues creo que el amor propio es el primer paso hacia el autocuidado y la toma de buenas decisiones sobre nuestros cuerpos. Sin embargo, es cierto también que mucha gente cree que mi discurso va encaminado a decir que ser gordo/gorda/es lo mejor que te puede pasar en la vida. Yo no digo que sea lo mejor ni lo peor. Sólo digo que yo soy así. Y mucha gente es así. Que soy este cuerpo y punto. Pasé muchos años de mi vida pidiendo disculpas por existir. Pero se acabó. Soy gorda. Y como ya he dicho en otras ocasiones, no voy a pedir perdón ni permiso".