Los presuntos parricidas de Godella se encuentranen la cárcel de Picassent, en prisión provisional, acusados de haber matado a golpes a sus hijos y haberlos enterrado después. La Guardia Civil ha inspeccionado la finca donde vivía la familia. De un pozo han sacado un palo. También se han llevado una azada y otro palo de la parcela.
La guardia civil ha recibido la autopsia de los pequeños y buscan el arma del crimen porque algunos de los golpes fueron producidos con un objeto cilíndrico, que no les causó cortes. Pudo ocurrir cerca de las tumbas que improvisó presuntamente María porque Gabriel le dijo a la Guardia Civil que no escuchó nada durante la noche, y los investigadores le creen.
El padre de los pequeños ha escrito explicando su vida en la cárcel. Cuenta qué come, qué horario tiene. Su familia vendrá a Valencia para ayudarle en su defensa. No tiene intervenidas las comunicaciones pero los dos presos que le acompañan vigilan y Gabriel no habla de sus hijos, parece calmado y asegura que él no los mató.
María ha tendio su primer altercado. Quería que le quitaran las dos presas de apoyo porque tenía miedo de matarlas según dijo y empezó a correr histérica intentando escapar gritando que quería ver sus hijos.
La tuvieron que atar incluso en una celda especial de seguridad que tiene una pared de cristal. Está a la espera de las pruebas psiquíatricas pero no está medicada ni diagnosticada. Según su marido, esos episodios de rabia eran frecuentes. Él no pensó que acabaría matando a sus hijos dijo, si no –asegura- habría intervenido como pretendía Noemíi, la abuela de los pequeños.