Gestación subrogada: ¿libertad o mercantilización de las mujeres?
La gestación subrogada está obligando a la sociedad española a buscar un difícil equilibrio entre ambas posturas. Los argumentos no son exclusivos de hombres y mujeres sino que en ambos colectivos se manejan las dos posturas. Es evidente que dentro del feminismo el criterio mayoritario es contrario a lo que consideran una mercantilización del cuerpo de la mujer que afectaría especialmente a las más desfavorecidas.
Los partidos políticos también participan de esta profunda división no solo entre siglas sino también dentro de sus propias filas, ejemplo de las profundas complicaciones éticas y morales que tiene esta cuestión.
Partidos políticos a favor y en contra
La trascendencia de este debate más allá de la ética o la ideología está creando extrañas parejas políticas y divisiones que dejan heridas en el seno de los partidos españoles. Ciudadanos ha llevado la voz cantante al ser el autor de la proposición de ley para regular en España la gestación subrogada. Su propuesta se caracteriza por apostar por el altruismo y limitando mucho el ejercicio de esta práctica: las gestantes han de ser ya madres, con edades superiores a los 25 años y de nacionalidad española o residente legales. Tampoco se podrá ser vientre de alquiler en más de dos ocasiones. Junto a estas limitaciones la formación liderada por Albert Rivera contempla un duro régimen sancionador para quienes se salten estas limitaciones.
La apuesta de Ciudadanos ha obligado al resto de partidos políticos a posicionarse en este debate. La mayor oposición a la gestación subrogada corresponde al PSOE. Su negativa a permitirla ha puesto recientemente a varias parejas españolas en dificultades a la hora de inscribir a sus hijos nacidos con esta técnica en Ucrania. Las autoridades españolas han decidido que a partir de ahora se cierre el grifo a la concesión de la nacionalidad española a estos niños que pasarían por ser ucranianos de padres españoles.
Partido Popular y Podemos han sufrido en sus filas la división que vive la sociedad sobre la gestación subrogada. En el PP, el máximo representante de los que están a favor de esta técnica es Javier Maroto, diputado y vicesecretario nacional de Organización. Frente a él, el que fuera portavoz en el Congreso, Rafael Hernando se ha mostrado siempre contrario a legalizarla.
Podemos ha sufrido la misma división aunque al final el sector más reacio a la gestación subrogada ha impuestos su tesis colocando a la formación liderada por Pablo Iglesias en posiciones más próximas al PSOE. Vox también ha dejado bien claro en sus discursos que se opone frontalmente a esta técnica.
La política hace siempre extraños compañeros de viaje. Es el caso de los principales partidos nacionalistas como PNV, ERC o PDeCAT, que son favorables a regular la gestación subrogada tal y como plantean Ciudadanos y PP, siempre y cuando se pongan límites a la barra libre o la mercantilización del cuerpo femenino.
El debate de la propuesta de Ciudadanos estaba previsto que se celebrara en el Congreso de los Diputados a lo largo del presente mes de febrero, una posibilidad que ha quedado en el aire tras la convocatoria adelantada de elecciones generales para el domingo 28 de febrero.
Las implicaciones médicas y psicológicas
Sea en la presente legislatura o en la que salga de las urnas el 28 de abril, la gestación subrogada tiene sus implicaciones para la salud de las mujeres que la soportan y para las familias que se benefician de ella.
La Organización Médica Colegial (OMC) cree que la gestación subrogada atenta contra la dignidad de la mujer cuando se trata de un acto mediatizado por la prestación económica y no es completamente libre, debido a que condiciona la decisión y su consentimiento, lo que "resulta inadmisible desde un punto de vista ético y deontológico". Y a pesar de que concluye que una posible regulación supondría admitir la mercantilización de la vida sujeta a normas de mercado y considerar al recién nacido un producto de transacción económica, también defiende que "esta opción sólo debería ser aceptada como última alternativa terapéutica al resto de técnicas de reproducción humana asistida, prestando atención a la posibilidad de intervenir como gestante en caso de parentesco por consanguinidad en línea directa, el anonimato de las donaciones, la capacidad de decisión sobre interrupción terapéutica del embarazo, posibilidad de tiempo de reflexión para entregar al recién nacido, gastos económicos a compensar y consecuencias derivadas de la rescisión de un contrato de gestación", por lo que "sólo sería acorde a la deontología médica la maternidad subrogada con carácter altruista".
La postura del Comité de Bioética, un organismo consultivo e independiente adscrito al Ministerio de Sanidad, es muy crítica con la gestación subrogada y cree que la legislación que pretende Ciudadanos no soluciona ninguno de los inconvenientes que plantea esta técnica ya que, aunque sea de forma altruista, sigue existiendo explotación de la mujer y daño a los intereses del menor. Tampoco ve como una posibilidad real la limitación de que la mujer gestante no pueda compartir ningún tipo de relación consanguínea con los padres subrogantes.
Más allá de la regulación legislativa, la biología sigue su curso en el cuerpo de las mujeres que prestan su vientre para gestar un hijo que entregarán a otras personas, por ello, desde la psicología se aborda esta técnica mirando no solo a las madres que gestan sino también a las parejas o personas que recurren a ella y a los hijos nacidos de esta forma.
En cualquier caso es un proceso que se considera “estresante” para todas las partes. Para algunos psicólogos, la separación entre la mujer y el bebé tras el parto en los procesos de gestación subrogada podría afectarles psicológicamente debido a la ruptura del "vínculo del apego" que se genera entre ambos durante el embarazo. Pero para otros es la única vía que les queda a muchas parejas infértiles para tener un hijo.
Los más proclives a esta técnica proponen diferentes programas que recorren las tres etapas por las que se pasará: una primera preventiva de formación, asesoramiento y mentalización de todas las partes, una segunda de acompañamiento en la que se vigila la salud mental de todos y, finalmente, una despedida en la que se den respuestas y soluciones a las dudas de gestantes y padres.
Por el contrario, los que se oponen a ella, como la Cátedra de Bioética 'Jérome Lejeune' señalan en un informe que "los intercambios bioquímicos y afectivos que el recién nacido mantiene con la madre, cuyo vínculo de apego se instaura al comienzo del embarazo, mediante un intercambio constante, van creando, organizando y sosteniendo las bases de la identidad del niño", y advierte que la ruptura "radical" de esta unión, al entregar el bebé a los padres de intención, "podría generar en la madre una serie de consecuencias todavía no bien valoradas, y en el recién nacido, podría afectar al desarrollo de su identidad".
Frente a todos ellos, asociaciones de padres y madres que han recurrido a esta técnica de reproducción consideran “una barbaridad” que se vincule esta práctica con el "tráfico de niños" o con la "trata" porque, a su juicio, a diferencia de estos fenómenos, en la gestación subrogada, cuando está regulada, "se reconocen los derechos de todas las partes”. Similar consideración les merece que el Comité de Bioética proponga prohibir la gestación subrogada a nivel internacional, ya que "va en contra de lo que dice el Tribunal Europeo de Derechos Humanos".
Desde la asociación ‘Son Nuestros Hijos’, mayoritaria entre estas familias, se ha advertido al Gobierno de que dejar sin efecto la instrucción de la Dirección General de los Registros y del Notariado, dictada este viernes 15 de febrero, para que consulados y embajadas admitan las pruebas de paternidad para la inscripción de los bebés, cuando no tengan sentencia judicial de filiación, "supone incumplir las obligaciones en materia de derechos humanos contraídas".
Las alternativas
Las vías alternativas tradicionales a la gestación subrogada han sido la adopción o métodos de fertilidad asistida. La adopción es el método que más está sufriendo un descenso acusado. La razón principal de este descenso se debe a las numerosas y pesadas trabas burocráticas que han pasado de provocar retrasos en la adopción de entre 2-3 años desde la solicitud, hasta convertirlo en un proceso imposible que nadie ya emprende.
Por otro lado están los métodos de fertilización asistida, a estos recurren las parejas heterosexuales con problemas médicos de diversa naturaleza para la reproducción. Según las estadísticas esta opción es la primera entre las parejas heterosexuales. Los procesos de fertilidad asistida duran alrededor de 12 meses y suponen un tratamiento médico.
La gestación subrogada en el mundo
En España la maternidad subrogada no está permitida, pero en muchos otros países sus respectivos gobiernos sí que han legislado sobre esta cuestión. Núria González, abogada experta en Derechos Humanos realiza en su libro titulado 'Vientres de Alquiler' un recorrido por las diferentes legislaciones y regulaciones de esta práctica en distintos países del mundo.
Según González, en la mayoría de los países está prohibido (España, Alemania o Francia). También hay países con gestación subrogada altruista (Reino Unido, Brasil o Portugal) y en una docena está regulada en su modalidad comercial, por ejemplo sucede en Estados Unidos, la India, Rusia o Ucrania. Precisamente a estos dos últimos es a los que más acuden los españoles porque allí "la regulación es la más favorable a los padres solicitantes", según precisa la abogada.
Sin acuerdo sobre la regularización
La crisis vivida en los últimos meses cuando casi una treintena de parejas españolas se han visto bloqueadas en Ucrania a la espera de la inscripción consular de sus hijos nacidos tras un proceso de gestación subrogada ha vuelto a relanzar el debate sobre esta técnica de reproducción.
Para muchos se hace necesaria una regulación no solo española sino también internacional comparándola con el tráfico de órganos. Para otros, el hecho en sí de legislar sobre ello supondría una aceptación.
El cambio de reglas de las autoridades españolas respecto a estas personas también ha puesto de manifiesto la dificultad para hallar una solución que dé respuesta a todas las sensibilidades afectadas.
Desde el Ministerio de Justicia se afirma que las parejas de españoles con bebés por gestación subrogada en Ucrania "han actuado de forma ilegal al recurrir a una práctica que está prohibida en España" y que deriva en la "explotación y mercantilización de mujeres".
A pesar de ello, el Gobierno ha decidido inscribir a los 39 bebés que ya tenían un expediente abierto, esto es, a los que la semana pasada el Consulado de España en Kiev les denegó el registro por presentar una prueba de paternidad en lugar de una sentencia de filiación paterna que no se expide en este país.