Alberto lo ha perdido todo. Su explotación apícola estaba entre las 1.200 hectáreas que han ardido en el incendio que se desató el martes en Leciñena (Zaragoza).
El fuego se originó como consecuencia de un bugee que se incendió.
Los vecinos están indignados, se trata de una zona que utilizan de entrenamiento. “Siempre se ha comentado que algún momento iba a pasar y lamentablemente ha pasado”, insisten.
Los agricultores y la gente del pueblo se unieron para ayudar cómo podían. “Gracias a los tractores de Leciñena que han colaborado se han podido salvar muchas cosas como las granjas”, comentan los vecinos.
Las altas temperaturas junto con el viento en constante cambio complicaban su extinción. De madrugada, los servicios de extinción no han parado de trabajar para darlo por estabilizado. Así, se espera que pueda darse por controlado en las próximas horas.