Es una de las batidas que se organizan para controlar la población de lobos, ordenada por la Consejería de Agroganadería de Asturias. Algunos de los lobos que matan llevan collares de seguimiento GPS por ser objeto de un estudio de la misma Consejería. Gracias al collar, las batidas saben donde se encuentran los lobos y así proceden a matarlos.
Desde el Gobierno del Principado aseguran que el collar había dejado de funcionar y que el lobo ya no era objeto de ningún estudio. Ganaderos y ecologistas no se ponen de acuerdo sobre si hay que matar lobos en la zona asturiana de los Picos de Europa. A los ganaderos no les compensa la indemnización que les pagan por cada uno de sus animales que muere por ataques de lobos