Los incendios han seguido siendo implacables durante lo que llevamos de año. El fuego ha arrasado un total de 34.980 hectáreas de superficie durante los cinco primeros meses de 2019, lo que supone 3,8 veces más que en el mismo periodo del año pasado y un 30,29 por ciento más que la media del decenio, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Estos datos reflejan que de momento, este es el cuarto peor año del decenio, por detrás de 2012 (66.865 hectáreas); 2017 (45.165) y 2009 (37.941). Durante el periodo enero-mayo de 2018 se quemó un 74,01 por ciento menos que este año, con 9.090,71 hectáreas y un 30,29 por ciento más que la media del decenio.
Además, en lo que va de año se han producido 5.550 fuegos, de los que 3.317 fueron conatos, es decir que su extensión no superó la hectárea de superficie, mientras que 2.233 fueron incendios de más de una hectárea. De estos, dos de ellos superaron las 500 hectáreas de superficie afectada, lo que les sitúa en la categoría de grandes incendios forestales.
En cuanto al tipo de vegetación, de las 34.980 hectáreas afectadas, 25.855,16 hectáreas quemadas eran superficie matorral y monte abierto; 5.853,75 hectáreas eran superficie arbolada y las 3.271,56 hectáreas restantes, de pastos y dehesas. Respecto a la distribución, el 55,13 por ciento de los siniestros ocurrió en el noroeste; el 35,52 por ciento en las comunidades interiores; el 11,90 por ciento en el Mediterráneo y el 0,45 por ciento, en Canarias.
Del total de la superficie arbolada, el 84,19 por ciento se quemó en el noroeste; el 13,47 por ciento en las comunidades interiores; el 2,13 por ciento en el Mediterráneo y el 0,22 por ciento en Canarias. En la misma línea se distribuyó la superficie forestal quemada, con el 84,48 por ciento en el noroeste; el 13,29 por ciento en las comunidades interiores; el 2,01 por ciento, en el Mediterráneo y el 0,22 por ciento, en Canarias.