Patricio Aguirre, con camiseta negra, sabía que sería una noche larga porque iba a pasar horas y horas escondido dentro del coche esperando a los ladrones que le habían robado cinco veces en quince días. El sueño le venció y no pudo resistirse a una cabezadita, durante la que los ladrones habían forzado la persiana metálica y habían puesto unas cajas para sujetarla. No se lo pensó dos veces: golpeó las cajas y los dejó dentro mientras gritaban que los dejara salir, que no iban a hacerlo más. Los ertzaintzas acuden a su llamada y cuando entran en el local se encuentran a dos jóvenes de 18 años de origen magrebí. Como las otras veces habían cogido el dinero de la caja, dulces y plátanos. Hoy el frutero de este barrio de Bilbao es un héroe aplaudido por su persistencia y su valor, aunque los dos detenidos ya están en libertad con cargos.