La isla balear de Formentera está en la fase 3 de la desescalada, pero el sector de la hostelería se ha paralizado en un lugar tan idílico. Playas como Cala Saona o Illetes son un paraíso que hasta hace un año estaba abarrotado de turistas y en el que la naturaleza luce ahora en todo su esplendor.
Los lugares más visitados están vacíos, al igual que las calles de Es Caló o La Savina. Los poco más de 12.000 habitantes de la isla no recuerdan haberla visto nunca así, tan vacía. Disfrutan de su paraíso, pero también les preocupa la otra cara de la moneda. En Formentera, la isla de moda, se vive del turismo, y necesita de los turistas para seguir adelante.
En la isla Pitiusa apenas ha habido contagios, pero el barco es el único medio de transporte para aceder a un territorio libre de COVID-19. Formentera espera tranquila la vuelta del turismo.