La final de la Copa de la Reina de fútbol femenino llega hoy a Telecinco en horario de máxima audiencia. Las jugadoras del Atlético de Madrid y de la Real Sociedad pugnan por hacerse con un trofeo que entrega por primera vez doña Letizia, presente en el palco. El éxito deportivo, precedido por la satisfacción de ver los estadios en los que juegan llenos de público, choca con la lucha de estas deportistas por lograr una mínima igualdad en materia de derechos laborales ampliamente reconocidos desde hace décadas a sus compañeros varones. De los salariales, ni hablamos.
La primera victoria de las jugadoras de estos dos equipos ya está alcanzada. Los espectadores tendrán la posibilidad a partir de las 20:30 horas de disfrutar de un fútbol brillante que en nada tiene que envidiar al masculino. El éxito no llega solo. En apenas una semana, el Barcelona jugará la final de la Champions femenina frente al Olympique de Lyon en Budapest (Hungría).
Triunfe quien triunfe, lo cierto es que el fútbol femenino en general y el español en particular, habrá resultado el verdadero ganador de años de trabajo y sacrificio escasamente reconocido hasta hace poco por la afición y el público en general. Se trata de un problema que no es único de España. La jugadora noruega, primer balón de oro femenino, Ada Hegerberg, ha renunciado a jugar con su selección nacional el Mundial que tendrá lugar en Francia entre el 7 de junio y el 7 de julio.
La considerada como mejor jugadora del mundo reclamaba desde hace años la necesidad de igualar las condiciones que la Federación noruega otorgaba a la selección masculina. Y no era una cuestión económica, que también, sino de medios de desplazamiento, calidad de los hoteles, personal técnico y sanitario de acompañamiento: todo lo que rodea a los futbolistas masculinos en las competiciones oficiales. Su protesta es impensable en España a pesar de que los problemas son los mismos y las reivindicaciones, similares.
La lucha de David Aganzo, presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), por lograr que las futbolistas femeninas tengan "más visibilidad" es solo una parte de todo un movimiento que empieza a calar en la sociedad española. Sus peticiones en voz alta comienzan por que jueguen en "estadios de Primera" y que la Liga Iberdrola se incorpore a la Quiniela.
El sindicato de futbolistas que preside lleva negociando desde septiembre de 2018 un convenio que acerque los derechos de las deportistas al de sus compañeros. Por el momento, las conversaciones están en punto muerto, pero no así las reivindicaciones.
Bajo la denominación de “convenio de igualdad” las reclamaciones de este colectivo son tan básicas que parece extraño que en pleno siglo XXI muchas de ellas no estén todavía incorporadas al listado básico de las jugadoras de fútbol.
Según Aganzo, el fútbol femenino está como estaba el masculino hace 40 años, "no puede ser que haya compañeras cobrando 300 euros en Primera División o que trabajen 20 años y solo coticen cuatro”. Las peticiones que tienen planteadas ante los clubes pasan no solo por “salarios justos”, sino también por medidas contra el acoso, regular los derechos por los embarazos y la maternidad".
Uno de los aspectos en los que la AFE hace mayor hincapié es la cuestión de la “parcialidad en los contrato”. No es de recibo, afirma este exdelantero del Real Madrid, Hércules y Rayo Vallecano, entre otros clubes, que “a las futbolistas se les contrate 10 horas semanales cuando lo son las 24 horas del día”.
También exigen el derecho de las deportistas a ser madres, “a nuestras compañeras se le debe de respetar la libertad de serlo o no, por lo que pedimos que se les dé una protección, que tengan una prórroga de contrato”. Se trata de ayudarlas y que “pueda seguir jugando al fútbol, si ellas quieren”.
La regulación de la incapacidad laboral es otras de las reivindicaciones incluidas en este “convenio de igualdad”. Aganzo defiende que las jugadoras “perciban en caso de lesión el ciento por ciento de sus ingresos”, además de estar cubiertas por Fondo de Garantía Salarial constituido por la Liga Nacional de Fútbol Profesional como garantía recogida en el Convenio Colectivo de Fútbol Profesional.
Algunos de estas reclamaciones aún siguen encima de la mesa. El pasado 11 de abril,la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino no aceptó ciertos "aspectos esenciales" como "la parcialidad de la contratación, retroactividad de los efectos económicos del convenio, días de permiso adicionales en Navidad y el complemento de IT (incapacidad temporal) por contingencias comunes", por lo que la negociación se encuentra ahora en punto muerto.
La retransmisión de la final de la Copa de la Reina o de la Champions femenina supone un fuerte respaldo al trabajo de las futbolistas, una visibilidad deportiva y social que todos los estamentos implicados quieren que llegue también a las marcas como anunciantes o patrocinadores.
Como asegura Aganzo, “el fútbol femenino está creciendo de una forma muy rápida y creo que todos tenemos que apoyarlo”. Por ello está convencido de que “estamos obligados a llegar a un acuerdo, sobre todo por ellas y por el bien del fútbol.
El pasado 3 de diciembre, Ada Hegerberg alzaba eufórica el trofeo de Balón de oro femenino que la coronaba como mejor futbolista del mundo. Satisfecha, lanzaba un llamamiento dirigido a todas las chicas que sienten el fútbol correr por sus venas: “Creed en vosotras, no os rindáis", les dijo.
El triunfo y el sueño de Ada es compartido por Nahikari García, jugadora de la Real Sociedad femenina. Para esta delantera guipuzcoana de 22 años, las deportistas que ahora comienzan a interesarse por el fútbol tienen sobre todo que “disfrutar e ilusionarse” ante un “futuro que es cada vez mejor”. Porque como aseguró Hegerberg, “al final los objetivos se pueden conseguir”.
Para Nahikari la retransmisión de la final de la Copa de la Reina demuestra el “gran crecimiento que está teniendo el fútbol femenino”, algo que espera “sea habitual a partir de ahora”.
La web de Informativos Telecinco solicitó también poder contar con la opinión de jugadoras del Atlético de Madrid femenino, algo que al cierre de este reportaje no ha sido posible.