Todas las mujeres tienen miedo. "Miedo a ser agredidas, miedo a ser violadas, a que te hagan algo". La feminista Sonia Vivas, policía y autora de 'Vivas nos queremos, manual de autodefensa feminista' (editorial Montena) también tiene miedo. Lo reconoce en ella que ha detenido a cientos de violentos, a maltratadores de mujeres, a violadores. Que la mujeres no tengamos miedo sería el triunfo del feminismo y para ello, Vivas interpela a "los hombres buenos", porque "nosotras necesitamos que los varones empiecen a elaborar sus propios discursos y sus propias estrategias" contra el machismo.
De estas vivencias diarias como policía en Palma, durante 14 años, surgieron los tuits, que dieron forma a este libro, porque Sonia Vivas no nació feminista, sino que "llegó al feminismo como muchas mujeres, víctima de una naufragio y agarrada a a una tabla".
"No naces feminista. Naces en un sistema que te coloca en una situación de subalternidad al varón y estás construida y socializada en eso. Te vas dando cuenta con los años. Mi posición como mujer, lesbiana visible y policía es la que me hizo llegar al feminismo y darme cuenta de que contra mí estaban pasando cosas que tenían que ver con que yo era mujer y lesbiana.
Lo denuncia Sonia Vivas que ha vivido de cerca la experiencia del machismo sistémico, un sistema que no protege a las mujeres, sino que "auspicia y tolera la violencia hacia la mujer. Un sistema que genera discursos sociales que criminalizan a la mujer". ¿Quiénes son el sistema? ¿Dónde falla el sistema?
"El sistema es todo. El sistema construye toda la realidad tal y cómo la entendemos y permite que haya habido en dos días tres mujeres asesinadas: una a tiros, otra a golpes, otra descuartizada y que no haya habido una revuelta social, manifestaciones masivas, solo algún minuto de silencio aislado. Si interiorizamos las salvajadas que se están cometiendo contra nosotras y vemos la respuesta social entendemos que el sistema entiende que está dentro de lo posible que nos maten", asegura y reivindica sus críticas.
"Por eso crítico a este sistema. Esta normalizado, nos duele, nos interpela, pero está normalizado. Le llaman lacra, algo que tú no puedes erradicar, que está ahí 'per se'. Y no es una lacra, es un sistema que está permitiendo que haya hombres que maltraten a su mujer y le sigan sirviendo cervezas en el bar, no haya una respuesta social, un señalamiento social hacia el agresor, porque estamos sociabilizados en eso. ¡Y eso es lo que tenemos que cambiar!
Para estos cambios Vivas, actual concejala de Justicia Social, Feminismo y LGTBI del Ayuntamiento de Palma, cuenta con "los hombres buenos". Los considera "imprescindible", "pieza fundamental para sacar la lucha feminista adelante y que dé frutos."
"Hay un mensaje que a determinados varones no les llega si viene de boca de una mujer y eso es una realidad. Tenemos que ir a educar a la raíz, que eso es en los colegios, a chavales y chavalas. hacerles entender un montón de cosas. La raíz está ahí en las nuevas generaciones y en implicar a los hombres. Si pensamos que lo vamos a hacer solas estamos equivocadas. Ojalá lo pudiéramos hacer solas, pero lo que nos pasa, lo que nos hacen es cuestión de dos. No podemos crear zanjas, sino puentes de unión y poder atravesar esos puentes".
"Ojalá que lo pudiéramos arreglar entre nosotras en una asamblea, pero no puede ser. Nosotras necesitamos que los varones empiecen a elaborar sus propios discursos y sus propias estrategias para empezar a hablarle a sus 'tocayos de género' y hacerles ver que lo que está pasando no puede seguir sucediendo. Esa perspectiva masculina solo la pueden hacer ellos."
La violencia contra la mujer tiene víctimas en dos categorías, tal y como las concibe la ley. Sin embargo son piezas iguales que llevan al mismo punto: El feminicidio.
"Tenemos una ley que solo da un juzgado específico, un abogado, un psicólogo que solo facilita una serie de mecanismos "a las mujeres que son o han sido novias o mujeres de su agresor, asegura Vivas. Fuera de ese sistema de protección o atención se quedan las otras mujeres asesinadas por desconocidos, por vecinos o conocidos ocasionales. Esas no entran en las estadísticas de violencia machista.
"Es decir, el agresor elige la categoría de víctimas que tú eres. Luego tenemos todas las demás cuando te viola o te mata un vecino o te viola o te mata un hombre por la calle u otro que acabas de conocer por internet, todo eso queda fuera. Es decir hay dos tipos de víctimas: Las oficiales y todo lo que es feminicidio que no está regulado en ninguna parte, ni tiene ninguna ley."
Las mujeres tienen miedo cuando andan por las calles oscuras, tienen miedo cuando viajan solas, tienen miedo cuando pasean por el campo, a veces cuando suben a un ascensor y sienten el peso de una mirada masculina excesiva sobre sí; miedo, incluso a denunciar en un cuartel o en una comisaría. Las mujeres somos conscientes de que somos la diana de la violencia física y sexual del machismo. Y sin embargo, hemos sido educadas para no hacer daño, para no reaccionar. ¿Cuando dices Manual de autodefensa feminista, de quién o de quiénes nos tenemos que defender las mujeres?
"Hablo del sistema para entenderlo y defendernos de él y de las instituciones, que están creadas por hombres y de espaldas a nosotras, como por ejemplo el cuerpo de policía, donde yo he estado trabajando y recogiendo muchas denuncias de víctimas y que considero que habría que darle una vuelta de campana para que sea algo más acogedor para una víctima, reconocerla y brindarle todo lo necesario a una mujer que viene en situación de crisis."
Vivas, también habla y muestra algunas tácticas de autodefensa, que buscan como objetivo principal "huir". "Si la opción existe -aconseja en su libro- "corre, corre tanto como puedas y no mires hacia atrás. Corre hasta agotarte".
"La autodefensa física como derecho" en aras no de pelear, sino de lograr un espacio con un golpe y poder correr. Hay que golpear fuerte y saber dónde, porque si no no vas a poder huir. La huida es lo único que nos puede salvar, porque quedarnos a pelear con un hombre es perder la vida seguro."
"Es necesario que nos defendamos, y que empecemos a nombrar lo que no queremos y lo que no nos gusta. A veces se confunde porque no lo nombramos. Como las mujeres hemos sido amaestradas para ser complacientes y estar calladas siempre, muchas mujeres que están sometidas a violaciones es lo que hacen; ejercer la autodefensa aclara mucho si eso nos gusta o no, porque parece que hay enormes dudas", asegura esta activista social, graduada en Pedagogía.
El movimiento feminista puso sobre la agenda pública que lo que pasó en los Sanfermines era una violación. A lo mejor ha llegado el momento de explicarle a la Justicia que tenemos el derecho a defendernos, porque si un hombre que va caminando por la calle y otro lo intenta violar nadie va a cuestionar que se defienda. Si la violada es una mujer es la dueña de la duda. ¿Por qué? Si nosotras nos defendemos estamos siendo violentas, estamos atacando, cuando lo que estamos es intentando defendernos, que es algo legítimos. Porque nosotras somos dueñas de la duda y ellos de la humanidad."