"¿Se puede ser más insolidario?" Eso se preguntan, entre cliente y cliente, en farmacias de la Costa de Cádiz. Asumen que son un servicio esencial, y están dispuestos a arriesgar su propio contagio para que nadie se quede sin el medicamento que necesita. Pero el problema es que muchos no los necesitan. Han tomado la farmacia como la excusa perfecta para darse un paseo.
"Te lo dicen ellos mismos a la cara", comenta una farmacéutica que pide no dar su nombre. "Les dices: ¿te llevas toda la medicación? y te responden que no, que ya vendrán a por el resto, que así aprovechan para darse un paseo. Te los ves por la mañana, por la tarde, la misma persona, a comprar un cepillo de dientes, a comprar un colutorio".
El invierno en la costa es tranquilo. Hay pocos residentes, pero hay quien huyendo de zonas con mayor número de contagios se ha trasladado a su segunda residencia. No contentos con eso, algunos se van de paseo a la farmacia.
"La mayoría es de fuera", aseguran. "Son gente que conoces, pero que no es habitual que estén en esta época, para que nos entendamos. De fuera, de fuera no son, son clientes, pero no suelen estar en esta época. Los habituales salen de casa lo mínimo, y al que tiene enfermedades serias le decimos que no venga, porque ellos mismos están asustados", cuentan.
En algunas farmacias han puesto carteles informativos, en los que además del consabido anuncio de falta de mascarillas, geles desinfectantes o alcohol, figura un rotundo `quedaos en casa ´.
"Si yo me quisiera enriquecer, no diría que no venga la gente", explican. "Lo que pienso es en aquellas personas, y tengo algunas alrededor mío, que tienen restaurantes, que tienen tiendas de fotos, que tienen tiendas de ropa, que están cerradas, con gente que los han despedido y no saben si después los van a coger o no los van a coger. Pienso en todas esas personas, y si todos no ponemos de nuestra parte, no van a ser quince días, va a ser mucho mas".
Pintalabios, cremas solares, esas son algunas de las peregrinas peticiones que se oyen tras el mostrador de algunas farmacias. Los clientes de verdad también critican a estos insolidarios paseantes.
"Ni a la farmacia ni a nada, hay que seguir las normas que están establecidas", afirma un hombre mayor que espera sus medicamentos al estipulado metro de distancia.
Hay un problema más. Quien se toma la farmacia como excusa para un paseo, añade riesgo al de por si complicado trabajo en las farmacias,
.o ya no pido que piensen en mi", dicen."Que piensen en los demás. En todas aquellas personas que están encerradas, que tienen problemas, que verdaderamente es un peligro para las personas mayores".
Farmacias que además están en pequeños núcleos de población, y cuyo cierre supondría un peligro añadido para los que las necesitan. Menos mal, piensan en ellas, que estos días llueve a cantaros en la costa de Cádiz. Los paseantes han desaparecido. Esperemos que no entre ninguno pidiendo una crema de sol.