El extraño paciente con la piel azul y otros casos extraordinarios de Urgencias
50 médicos del hospital 12 de Octubre de Madrid recogen los casos más raros a los que se han tenido que enfrentar
Los 'urgenciólogos' reclaman que Urgencias sea una especilidad de Medicina
Uno de los días más raros en la vida de Juan Vila, médico de las Urgencias del hospital 12 de Octubre de Madrid, fue cuando entró por la puerta un paciente con la piel de un extraño color azul violáceo. Y Manuel, compañero del mismo servicio, no podrá olvidar ese paciente al que han bautizado “yo no lo guiso, yo me lo como”. Porque los sanitarios de Urgencias tratan de todo -desde un brazo roto a una enfermedad rara de la sangre- y están, podría decirse, curados de espanto. Pero aún así algunos casos logran sorprenderles. Por eso los ‘urgenciólgos’ del hospital 12 de Octubre de Madrid han reunido en un libro las dolencias más extrañas y más extraordinarias a las que han tenido que hacer frente.
Son médicos integrales y aprovechan para reclamar que se apruebe la especialidad de Urgencias, igual que existe traumatología o medicina preventiva. Porque especializarse sirve para tratar y diagnosticar mejor, dicen. Y encima, puede ahorrar costes al sistema. Ésta es la experiencia de tres de esos médicos sorprendidos por casos únicos en Urgencias.
Pregunta. 50 médicos cuentan una treintena de casos vistos en Urgencias. ¿Su día a día merece un libro, o una serie como las de televisión?
Luis Pérez Ordoño. Bueno, el libro recoge casos más normales, y otros excepcionales. Pero queríamos hacerlo para ayudar a otros profesionales, otros servicios, para que todo lo que investigamos, deducimos, curamos y tratamos no se pierda en la memoria de cada uno.
Ana Morla. Nosotros en nuestro día a día ya revisábamos los casos más interesantes, para aprender, y pensamos que por qué no plasmarlo en un libro para que otros profesionales se puedan beneficiar de ese aprendizaje también. Mira, por ejemplo uno de los casos que contamos es el de un paciente que vino, no sabía explicarnos qué le había pasado, pensábamos que era una infección… Y al final tenía un problema completamente distinto, de la aorta. Y yo vamos, jamás voy a olvidar a ese paciente para que a la próxima no se me escape. Es que lo vimos muchos especialistas y ninguno pensamos que tuviera un problema en la aorta.
P. Es decir, que hay pacientes inolvidables, ¿no?
Juan Vila. De todos los casos aprendemos, y todos tienen algo que los hace especiales. Pero cada sanitario tiene algunos grabados en la mente, claro. Tuvimos un caso de una infección de neumococo que se había diseminado por todo el cuerpo del paciente. Cuando llegó esta persona a Urgencias tenía toda la piel azul, violácea.
Le había cambiado toda la coloración de la piel, fue muy espectacular. Y lo que le pasaba es que la infección había provocado trombosis, y se le había infectado hasta la piel. Pero aparte de lo llamativo externamente, lo cierto es que este paciente tenía una infección muy grave hubo que ponerle mucha medicación, antibióticos, sueros… Y desgraciadamente no pudimos salvarlo. Pero queríamos darlo a conocer porque nosotros no habíamos visto algo así.
P. Y, ¿cómo se aborda algo tan nuevo y desconocido, cuya causa puede estar en cualquier parte del cuerpo?
Juan Vila. Ésa es la gracia de lo que hacemos. Por eso nos gusta tanto la urgencia. Para nosotros cada paciente es una página en blanco, cada persona es un puzzle que a veces viene solamente con dos piezas, otras con el puzzle casi hecho y es muy fácil… Y nosotros lo que hacemos es encontrar esas piezas, encajarlas y adivinar lo que es.
Hay que empezar por lo más probable por los síntomas o las pruebas, pero sin perder de vista las cosas más extrañas o poco habituales. A veces es muy difícil y estás muy perdido.
Lo bueno es que en una urgencia nunca estamos solos, hay siempre varios compañeros con los que discutir los casos, y otros servicios que nos echan una mano.
P. Ahora mismo hay un movimiento entre los médicos de urgencias para que esta práctica sea reconocida como especialidad, ¿por qué debe ser una rama concreta de la formación?
Ana Morla. Nuestra labor es multidisciplinar. El resto de especialidades ven solamente una serie de órganos, pero nosotros en las urgencias tratamos ahora un riñón, luego unos ojos, después un problema del corazón… Aunque al final vemos sobre todo a gente con problemas mezclados.
Muchas veces cuando vienen a urgencias los pacientes llegan con síntomas de muchas partes del cuerpo, de varios órganos. Y es lo bonito de nuestra profesión: ver al paciente como un todo. Y es que si no lo ves así no lo vas a hacer bien. Si no contemplas todas las opciones se te va a escapar que ese paciente que vino morado puede ser que no tenga el problema en la piel sino que la causa de todo esté en otro sitio.
Luis Pérez Ordoño. Una especialidad de urgencias hace que los profesionales que se van a dedicar a esto estén mejor formados, y por lo tanto se atenderá mejor a los pacientes. Habría más tiempo de residencias en urgencias, lo que les hace aprender más.
Y oyéndoles uno no deja de pensar en que cuando los pacientes tenemos que esperar mucho en urgencias quizás es porque se están enfrentando a uno de esos casos raros, en los que no dan con la causa del mal del enfermo, y que les hace pedir pruebas, opiniones, diagnósticos. Este año y medio pasado han visto menos de esos, y más casos repetitivos de insuficiencia respiratoria y fiebre. ¿Les suena? Sí, la covid ha arrasado en los servicios de urgencias, y ahora que ya no hay tantos casos los urgenciólogos agradecen poder seguir montando puzzles con sus pacientes, hasta que dan con la causa de su dolencia.