Para la Asociación Derecho a Morir Dignamente esta ley, que propone el PSOE para regular la eutanasia estaría reconociendo "el derecho a decidir el momento de tu muerte si tienes una enfermedad terminal o una grave discapacidad crónica, aunque en opinión de Fernando Marín, médico y presidente de DMD "se quedan corto". Sin embargo, subraya que "es un paso para demostrar a los más reacios que la muerte no es un peligro, sino una conquista".
Entre las críticas a la propuesta para regularizar la eutanasia está que solo contempla a los mayores de edad, excluyendo a las personas, de entre 14 o 16, "con capacidad de discernimiento” y con una enfermedad que supone “un sufrimiento insoportable”. No está bien que la ley los ignore”, subraya Marín.
Otro obstáculo que apunta el presidente de DMD es el supuesto de la discapacidad grave crónica que “exige un grado de dependencia demasiado físico para las actividades diarias”, lo que en opinión de Marín “es una visión demasiado física del deterioro de la calidad de vida y debería depender de lo que piense cada persona, darle más libertad al ciudadano a decidir".
Nacer y morir son dos de los grandes momentos naturales. Sin embargo, ya se pueden traer niños al mundo por técnica in vitro o se puede interrumpir un embarazo y para ello se han movilizado las leyes y las mentes. De esto habla la Doctora en Derecho María del Pilar Molero Martín-Salas, de la Universidad de Castilla-La Mancha que defiende la ley como “expresión de la voluntad popular. Cuando se regula respecto a un asunto es porque la sociedad así lo necesita. Es importante la madurez de la ciudadanía, sobre todo para ciertos temas como este.”
Otros casos en los que ha sido necesario legislar, como el aborto o el matrimonio homosexual, por ejemplo, ha comenzado “como una idea tímida, que poco a poco va calando en la sociedad, hasta que se entiende que la necesidad es de suficiente envergadura y se considera que la sociedad está preparada para dar ese paso, para que se produzca esa evolución.”
Esta profesora de Derecho coincide con Marín que argumenta sobre la sociedad que “no tolera ya que morir en unas condiciones lamentables de sufrimiento tenga que ser una obligación. El derecho a vivir hay que protegerlo, pero no se puede convertir en una obligación de vivir en contra de la voluntad de una persona que tiene una vida muy penosa y quiere morir como una liberación. En este contexto, la sociedad está preparada.”
Molero Martin-Salas, muestra su respeto por “las personas que por motivos religiosos rechazan una posible despenalización. Personalmente entiendo que todas las opciones son respetables, por eso parto de la libertad, para que cada cual decida conforme a la misma, y según le dicte su ideología o su conciencia. Evidentemente esto no supone imponer nada a nadie, sino respetar las decisiones libremente adoptadas.”
El 84% de los españoles apoya el derecho a una muerte digna, según una encuesta que realizó Metroscopia el pasado año. La Organización Médica Colegial (OMC), que remitió un comunicado a este medio por toda respuesta, asegura en voz de su presidente, Serafín Romero que la eutanasia va “en contra” de su código deontológico, el cual marca que “el médico nunca procurará la muerte de ningún paciente ni aunque éste se lo pida”.
Para Marín, sin embargo “el aborto también violaba el código deontológico y el código hipocrático, pero la sociedad va avanzando. Hace 30 años la homosexualidad era una enfermedad y ahora no lo es. Ha habido una serie de normas que se han puesto sobre todo para respetar la libertad de las personas. ¡El código deontológico tendrá que cambiar al día siguiente de aprobar la ley!"
En Holanda desde 2003 existe una ley que exime de responsabilidad al médico que ayude a morir a un enfermo terminal o sin expectativas de mejora que así lo decida libremente. Bélgica y Luxemburgo le siguen los pasos con estructuras sanitarias creadas para acompañar a los enfermos que opten entre tratamientos paliativos a dolencias incurables. Sin embargo, no ha habido una avalancha de muertes asistidas. En Bélgica el 98% de las personas muere de forma natural. Solo el 2% decide optar por la eutanasia.
En España, la Asociación Española Contra el Cáncer, prefiere hablar de paliativos, para ellos es lo más urgente. La directora de Relaciones Institucionales, Ana Fernández Marco considera que lo “más importante en este momento es garantizar unos cuidados paliativos de calidad para el 100% de los enfermos que lo necesiten”. “Después de que esto sea un hecho podremos hablar de “la decisión final de la vida”.
“El modelo óptimo de estos cuidados es aquel que cubre todas las necesidades del enfermo y de su familia. Es importante que llegue a todas las personas, al 100% de los que puedan necesitarlo. Alrededor 75.000 personas que necesitan cuidados paliativos y no los reciben. Creemos que toda la población tiene que tenerlo y eso es lo primero que hay que regular antes de hablar de eutanasia”.
Para la AEEC hay “que garantizar los cuidados paliativos integrales, de confort, de calidad de la población y después abrir el otro debate”. No perdamos de vista que en España, la petición de eutanasia es excepcional, rarísimo. Lo que más preocupa a la persona es estar en su domicilio, donde se puedan garantizar los cuidados. Y esto no es solo cuidar al paciente, sino que se cuide al cuidador. Por eso los cuidados paliativos exigen llegar a todos, para que no lleve a la familia a claudicar y ese es el debate que creemos que se tiene que abrir en la sociedad, en los medios”.
La Asociación Derecho a Morir Dignamente, sin embargo, cree que “hay un interés por mezclar eutanasia y cuidados paliativos” cuando en realidad debe ser el interesado en elegir qué quiere, porque son “aspectos distintos”.
“Los cuidados paliativos ni adelantan ni retrasan la muerte. Yo quiero los mejores cuidados paliativos y además decidir hasta cuándo los recibo. Son aspectos distintos. Quiero tener la opción de decidir cuándo morir. Esto parte de una falacia que sostiene que la gente con cuidados paliativos no pediría eutanasia. La gente decide morir porque su proyecto vital se ha acabado al no poder hacer actividades satisfactorias, porque la situación a la que se enfrenta carece de dignidad. Y nada de esto lo puede solucionar la medicina paliativa”, afirma Marín.
El presidente de la OMC durante la jornada I Jornada ‘El final de la vida también mostró su rechazo a la ley de eutanasia. “Desde el punto de vista profesional, lógicamente nosotros estamos en oposición, aún partiendo de la base de que este es un debate social, político, pero también ético y médico, porque habrá médicos en la ejecución”, ha explicado.
Por primera vez un grupo político, el PSOE, lleva al Congreso la proposición de Ley Orgánica para la regulación de la eutanasia. Esto es legislar sobre la muerte, esa entidad tan seria, irreversible, sobre la que da tanto miedo pensar, porque la muerte es la nada. ¿Cómo legislar sobre la muerte, que es lo único que no tiene solución?
“Con carácter general entiendo que las cautelas a la hora de legislar deberían ser numerosas, precisamente por lo complejo del tema. Debería ser una regulación muy garantista y protectora de todas las sensibilidades. Teniendo en cuenta que “en numerosos casos la persona no estará en plenitud de facultades, por lo que también habría que regular respecto a una posible voluntad presunta o voluntad sustitutoria”, subraya la Doctora en Derecho, Molero Martín-Salas. “No sólo me refiero a las personas que llegado el caso no pueden manifestar su voluntad, sino que también hay supuestos en los que la persona puede ser incapaz o puede ser un menor de edad.”
En España tuvimos a Ramón Sampedro, caso muy conocido por la película ‘Mar adentro’, un hombre cuadripléjico, que no quería seguir viviendo inmovilizado en una cama; más recientemente el caso de Andrea, una niña de 12 años sufría desde hacía tiempo una rara enfermedad y para los que sus padres pidieron ayuda y así evitar que siguiera sufriendo. Este último motivo de muchos debates legales. Una complejidad legal que expresa así la abogada Molero Martín-Salas.
“Cuando se opina o aborda este tema, se piensa en una situación de enfermedad incurable, abocada a la muerte. En estos casos la despenalización de la eutanasia suele justificarse en evitar al enfermo terminal un sufrimiento que ya no tiene sentido. Sin embargo debemos pensar que este “caso tipo” no agota, ni mucho menos, todas las posibilidades. Si finalmente se legisla en la materia creo que también deberían abordarse otros supuestos, que lamentablemente también existen y que son muy dramáticos, me refiero a casos como el de Ramón Sampedro. ¿Qué ocurre con estos casos que no suponen una enfermedad terminal pero provocan un sufrimiento insoportable en la persona? Y por último, una de las grandes problemáticas del tema, y de las que más se usa como argumento en contra de la despenalización de la eutanasia: la posibilidad de que existan abusos, lo que entre la doctrina denominamos pendiente resbaladiza. Indudablemente es uno de los mayores temores al que nos debemos enfrentar si finalmente se decide abordar legislativamente un tema como este, admite, la letrada y docente.
Si finalmente la ley sobre la eutanasia es aprobada en el Congreso no será una muerte a la carta, como algunos aseguran. La persona tiene que someterse hasta dos valoraciones médicas sobre su estado, dos psiquiatras, que considerarán si hay tratamientos u otros que mejoren su estado, que valoren si las personas que realizan la petición son vulnerables y pueden disponer de recursos, de ingresos mínimos. “Después de todo ese recorrido ya hablaremos de la muerte, que esto no es como el que pide una hamburguesa en un restaurante. De hecho, argumenta el presidente de DMD, “en Holanda, una persona denunció a los servicios médicos porque le denegaron la eutanasia a su hija y esta se ahorcó”.
“Desde mi punto de vista, explica Molero Martín-Salas, debe tratarse como un asunto de libertad del individuo. Normalmente cuando se aborda este asunto suele analizarse desde la libertad o desde la dignidad. Es bastante común hablar de muerte digna o morir con dignidad, si bien entiendo que la dignidad debería entenderse implícita; todas las muertes deberían ser igualmente dignas. Para ello, para que todas las muertes sean igual de dignas, deben decidirse desde la libertad. Si nos centramos en una visión estrictamente jurídica, es ampliamente admitido que nuestro ordenamiento jurídico se basa en la libertad, y aunque esta puede ser restringida, las limitaciones siempre deben ser excepcionales y justificadas. Claro que la regulación al respecto debe establecer límites y cautelas, pero partiendo de la libertad del individuo para decidir.”
Te interesa: