María José pasó 30 años sufriendo la esclerosis múltiple y tenía claro que quería poner fin a su dolor. Así se lo expreso, también en el último momento, a su marido, Ángel Hernández, quien siempre estuvo a su lado cuidándola, brindándole su apoyo y su sincero e incondicional cariño. La amaba completamente, y por eso, también en los instantes finales, le ‘prestó sus manos’ para ayudarla a morir. Fue él, el mismo que hace 23 años evitó su suicidio, quien le proporcionó la sustancia letal que apagó su vida.
“Mi mujer me lo ha pedido siempre y en los últimos cuatro meses me lo pedía constantemente”, explicaba el propio Ángel ante los medios la pasada noche tras salir del Juzgado. Porque el marido de María José nunca, –en ningún momento–, ha querido ocultar que su colaboración fue decisiva en su muerte. Cuando todo terminó llamó a la policía para confesar que la había ayudado a morir, y avisó al programa de ‘Cuatro al día’, que meses antes había dado voz a su historia, para que difundiese en exclusiva las imágenes del durísimo momento en que María José manifestaba con determinación que quería poner fin al dolor.
Por tales hechos, Ángel Hernández fue detenido en aplicación de una legislación ante la cual hoy la sociedad, y parte de los políticos, claman por una modificación. No entienden que un acto que califican de humano, de amor y de compasión… pueda llevar a Ángel, un hombre de 69 años que adoraba a su mujer, a ser esposado y enfrentar la posibilidad de acabar entre rejas. Por eso, la ley de la eutanasia, la muerte digna y la mejora de los cuidados paliativos son cuestiones que hoy resuenan en la mesa de debate, llegando incluso al discurso de campaña electoral, –o precampaña, a la espera de que el 12 de abril dé inicio oficialmente–, con los distintos líderes intercambiando acusaciones al respecto de una situación que, sin embargo, en esto tampoco parece ponerles de acuerdo.
Todos piden que no se use el debate para hacer política, pero ninguno ha podido aislarse del caso. Desde el Gobierno se rechaza las acusaciones de oportunismo, mientras solo el PP se ha mostrado en contra de la legalización de la eutanasia, apostando por los cuidados paliativos.
Mientras Podemos, a través de su líder, Pablo Iglesias ha manifestado “indignación” por el hecho de que un “acto de humanidad” pueda llevar a Ángel a ser detenido, recalcando que “España está perfectamente preparada” para “despenalizar la Eutanasia”, en el otro lado, Ciudadanos ha asegurado que va a ser “una prioridad de Albert Rivera sacar adelante su propuesta de ley de cuidados paliativos” para, después, –y en ese orden–, abordar “la regulación de la eutanasia”.
Por su parte, Pedro Sánchez, entrevistado este jueves por Pedro Piqueras en Informativos Telecinco, reconociéndose “sobrecogido” por el caso “porque podría haberse evitado antes”, ha criticado que “hasta en 19 ocasiones el PP y Ciudadanos hayan evitado el reconocimiento al derecho a la eutanasia”, afirmando que, de tener una mayoría parlamentaria “ese derecho será reconocido”. Así mismo, en ese encuentro, el presidente del Gobierno dejaba abierta la puerta al indulto del marido de María José.
Entre tanto, en medio de ese contexto de debate y a la espera de una resolución que ante esa falta de consenso nunca llega, Ángel, que la noche de este jueves fue puesto en libertad sin medidas cautelares, tiene claro cuál es ahora su lucha. Lo explica recordando las últimas palabras de María José: “A mí no me llegó la eutanasia, que sea por los demás”. No sabe si será un referente en la batalla por la muerte digna, pero desde la repercusión que le otorga este duro caso clama, pide y demanda que las autoridades competentes “se dediquen a la gente que tiene este problema porque aunque su mujer ha fallecido y en parte ya no le hace falta, hay mucha gente que está en la misma situación y hay que ayudarla”.
No es una lucha fácil y el debate no está exento de división, pero incluso entre los que difieren al respecto de despenalizar la eutanasia se encuentran quienes señalan como extremo que Ángel deba estar en prisión por este suceso. Ahora, será el juez instructor el que deba decidir.
"He declarado que todo lo hice por mi mujer y ahora me encuentro afectado y asumiendo su fallecimiento. Los funcionarios y la Policía ha empatizado conmigo, se han portado muy bien y estaban de acuerdo conmigo; me lo han dicho expresamente", explicaba al ser puesto en libertad. Sin embargo, ahora lo que le espera al frente es un proceso judicial en el que tanto el hecho de llamar voluntariamente a la policía como haber entregado imágenes grabadas puede ser clave. Clave, porque en ellas queda documentado el proceso, con todo el cariño y con mucha precaución. Ángel preguntó en varias ocasiones a María José si estaba segura de lo que iba a hacer. Y ella lo había pedido de forma voluntaria, inequívoca y expresa. Una prudencia que tomó el matrimonio y que reduciría la pena si llegar a un juicio.
“Según el código penal sería como mínimo de dos años, pero si se habla de conmiseración o piedad podría reducirse a seis meses”, explican varios abogados penalistas.
En vídeos anteriores, María José ya mostraba, con sus últimas fuerzas, el temor a las consecuencias. Sin embargo, 24 horas después Ángel quedaba en libertad. Ni la Fiscalía ha pedido medidas cautelares.
Atendiendo a los medios y explicando cuál será la estrategia judicial a seguir, Olatz Alberdi, su abogada, explicaba ayer que se espera que a Ángel se le apliquen esos atenuantes, como la confesión, y no entre en la cárcel. Según detalló, está acusado de un delito de asistencia al suicido, lo que implicaría una posible rebaja de dos grados, es decir, que de la pena inicial que se aplica a este delito, de 6 a 10 años de cárcel, podría quedarse en dos o menos. En caso de que sea condenado, también barajarían pedir el indulto.
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