"Para los que no me conocéis soy Luis de Marcos y voy a morir"
El dolor ha terminado por ahogar el grito vital de Luis de Marcos que dice a quién quiera oirle: "¡Adoro la vida! ¡La adoro!". Con cincuenta años, los últimos cuatro los ha pasado en una cama luchando contra los terribles dolores de la esclerósis múltiple, un sufrimiento que la ciencia y la farmacopea no pueden mitigar y que han convertido su existencia en algo que ya "no es vida" como él mismo asegura en su carta a los líderes políticos españoles.
Por eso ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas através de Change.org en la que solicita apoyo ciudadano para "pedir a los políticos de este país que desbloqueen en el Congreso el debate sobre la eutanasia".
De Marcos reclama su derecho y el de todos a "morir con dignidad" y para ello demanda a través de esta iniciativa "una mayor altura de miras a los partidos políticos que deciden constantemente mirar a otro lado y no abordar este asunto que es tan natural como la vida y al que os podríais enfrentar cualquiera de vosotros".
Confiesa que "los dolores insoportables de la enfermedad que me ha tocado me hacen desear abandonar este mundo ya, antes del tiempo que la Naturaleza, pero la legislación española no me lo permite". Y se queja de que "las leyes actuales me obligan a pasar por un calvario que ni quiero, ni puedo aguantar". Asegura que la eutanasia "es lo único que me puede sacar de la tortura que estoy viviendo".
Reclama en su escrito que le "dejen morir de forma controlada, en paz, con mis seres queridos, con la ayuda de especialistas que ayuden a que el adiós sea lo menos doloroso posible".
Por eso, tras 50 años "disfrutando muchísimo" de la vida se pregunta por qué ha de seguir "postrado en una cama" y "con unos dolores que ni la morfina consigue controlar".
Pide "poder descansar. Dejar de sufrir", como, asegura, apoyan muchos españoles.