Una segunda ola imparable, cada vez más difícil de comparar con la primera y tal vez en camino a superarla, sigue dejando cifras récord de contagios y muertes en Europa, mientras las autoridades de varios países apuestan por ampliar las restricciones y contienen la respiración de cara a la Navidad. A la espera de una vacuna, que la Comisión Europea sitúa "posiblemente" en diciembre, el mapa del continente está teñido de naranja a rojo por una incidencia de casos que no da tregua ni en Alemania, que afrontó muy bien el primer embate del virus pero donde los positivos superan ya el millón.

En rigor, los contagios superaron hace algunas semanas el máximo de la primera ola, con un pico de de 609.788 casos en la semana del 2 al 8 de noviembre que es casi seis veces más que el máximo la primavera (los 107.075 positivos de la semana 13, cuando la capacidad de detección era menor), según los datos del Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC). Si bien el número de positivos ha bajado en las últimas dos semanas, el número sigue siendo alto respecto a finales de marzo y principios de abril.

Además del ritmo de contagios, el continente afronta duros números de muertes, que esta semana superaron las 400 diarias en Francia, alcanzaron casi 700 en Reino Unido y sumaron más de 800 en Italia. Y aunque en este caso el pico reciente (16.057, semana 45) de Europa no supera al de hace unos meses (21.023, semana 14), todo indica que la situación podría cambiar y que la segunda ola también superará en mortalidad a la primera.

En Alemania, los casos notificados no solo superaron el millón el viernes, con más de 22.800 casos registrados ese día y un total ya de 1.028.089 positivos confirmados. Además de eso, los 426 nuevos decesos del viernes supusieron un récord de fallecimientos desde el inicio de la pandemia y llevaron el total de víctimas mortales a 15,965 (sumando las del sábado).

El Instituto Robert Koch observa no solo un incremento de la transmisión "en todos los estados federados", sino también un aumento en la proporción de casos en personas mayores y una tasa de contagio fluctuando en 1 todo el mes de noviembre. "Como el número de personas contagiadas es muy alto, esto da lugar a un alto número de nuevos contagios diarios", definió la agencia de salud pública.

En esa medida, la canciller Angela Merkel advirtió el jueves que el invierno que asoma es complicado, un día después de acordar con los Länder prolongar y endurecer las restricciones vigentes en el país. "El invierno será duro, pero terminará", señaló Merkel, que además afirmó que la vacuna no resolverá por sí sola el problema, pero sí será "una luz al final del túnel".

Las restricciones, que seguirán vigentes al menos hasta el 20 de diciembre, incluyen el cierre de bares, restaurantes, así como la limitación de reuniones a 5 personas, aunque la mayoría de estados federados (salvo Berlín) relajarán la medida en Navidad y la ampliarán hasta 10.

La situación en Francia no es mucho mejor, después de que el país registrara 12.580 casos y 213 muertes el sábado (aunque superaron las 400 diarias en la semana), lo que eleva los contagios a 2,20 millones y las muertes a 52.127. Según los datos del Ministerio de Sanidad del jueves, hubo además 10.666 nuevos ingresos en hospitales en la última semana, 1.614 de ellos en cuidados intensivos.

Ante ese panorama, y si bien la tasa de reproducción ha bajado a 0,65 y los contagios han cedido tras un mes de confinamiento, el Gobierno prefiere no hablar de "desconfinamiento", sino de una salida paulatina de las restricciones que culminaría el 20 de enero de 2021. "No podemos bajar la guardia", expresó el primer ministro francés, Jean Castex, en una comparecencia en la que detalló las tres etapas de la desescalada, "si las cifras mejoran".

En la primera, a partir del sábado, los pequeños comercios vuelven a abrir con un protocolo sanitario específico, de una persona por cada ocho metros cuadrados, mientras que los franceses pueden salir 3 horas con una justificación a 20 kilómetros del domicilio. La segunda etapa, desde el 15 de diciembre, contempla la reapertura de cines, teatros y museos, además del establecimiento de un toque de queda de 9 de la noche a 6 de la mañana que reemplazará el confinamiento en vigor.

Si la situación acompaña (es decir, si los casos bajan a 5.000 diarios, la condición para pasar a la segunda y a la tercera etapa), los restaurantes volverán a abrir el 21 de enero, así como también salas deportivas, en tanto que los institutos volverían a recibir a la todos los estudiantes.

Castex fue enfático en señalar que será "imperativo" reducir los contactos durante la Navidad, en la que el toque de queda estará suspendido (el 24 y el 31 de diciembre).

El Gobierno italiano planea aprobar un decreto el 4 de diciembre para mantener restricciones como la prohibición de salir de la región, el toque de queda y los colegios cerrados en zonas de alto riesgo. A pesar de que Italia ha registrado un ligero descenso en su incidencia acumulada (que ha pasado de 732,6 a 706 casos por cada 100.000 habitantes) y en el número de pacientes ingresados, los 26.323 contagios y 686 fallecidos del sábado siguen siendo números considerables.

En esa línea, la Navidad italiana no supondrá un relajamiento de medidas (que incluyen un toque de queda a partir de las 22 horas), ante el temor de las autoridades de que una potencial tercera ola azote a un sistema sanitario ya al límite. Así, bares y restaurantes seguirían cerrando a las 18 horas, mientras que en las zonas rojas seguiría estando prohibido salir del domicilio más que por trabajo o saludo.

Y si bien el Gobierno podría conceder extender el horario de las tiendas hasta las 22 horas, el regreso a los colegios quedaría para el próximo año. A falta de un acuerdo sobre las reuniones familiares en Navidad, las autoridades sugieren que los encuentros no tengan más de 8 personas, siempre y cuando vengan del círculo familiar.

El 2 de diciembre, cuando termine su confinamiento, Reino Unido entrará a un sistema de tres niveles con restricciones según cada caso: más ligeras en el primero (donde serán posibles las reuniones de seis personas en exteriores y en interiores) y más estrictas en el segundo y el tercero, con un máximo de seis personas y siempre al aire libre.

El sábado, las autoridades sanitarias notificaron 15.800 nuevos contagios, así como 480 fallecimientos más, dos números que representan una reducción en comparación con el resto de la semana, cuando las víctimas mortales alcanzaron 696 el miércoles, el número más alto desde mayo. Los contagios, en tanto, también bajaron respecto a los últimos días.

A pesar de la leve mejoría, o al menos de la estabilización de ciertos datos (el número R, entre 0,9 y el 1, es el más bajo desde agosto), el ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, ya insistió en que "aún queda mucho por hacer", según recogió la BBC.

Bajo el nuevo esquema, en las zonas con más restricciones la hostelería quedará cerrada salvo aquellos restaurantes (u hoteles y albergues) que sirvan comida para llevar, aunque gimnasios, peluquerías y otros establecimientos comerciales no esenciales podrán reabrir. En el caso de las reuniones, la norma quedará relajada durante la Navidad para permitir encuentros de personas de hasta tres hogares distintos.

Fue otro de los países que sorteó bien la primera ola, con pocas muertes y contagios respecto al resto de vecinos europeos. Sin embargo, y pese a las restricciones impuestas, Portugal no logra controlar sus números en este segundo momento del coronavirus, con 285.838 positivos confirmados desde el inicio de la pandemia, además de 4.276 fallecidos, 67 de ellos el viernes.

A la vez que estudia cómo será el posible plan de vacunación, el Gobierno portugués planea cómo prolongar las restricciones después del 8 de diciembre, cuando termina el estado de emergencia del país. La mayoría del territorio está bajo un toque de queda entre las 23 y las 5 horas, que es más restrictivo (de 13 a 5) los fines de semana y los festivos en los municipios con una incidencia superior a los 480 casos por 100.000 habitantes.

Siempre según el ECDC, Portugal registra una incidencia de 789.9 casos por cada 100.000 habitantes, muy superior a la de España o Francia, mientras que la tasa de mortalidad es de 10 fallecimientos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días.