A la hora de hacer la compra en España, hay dos tipos de consumidores: los que leen las etiquetas y los que no. Un 50 por ciento lo hace, mientras que el otro no, según se desprende de una encuesta de la Mesa de Participación de Asociaciones de Consumidoras (MPAC) a 6 000 personas en toda España durante 2021. Los expertos alertan de la importancia de atender a esta información de los productos ya que eludir esta tarea puede conllevar riesgos para nuestra salud. Pero, ¿sabemos hacerlo? ¿en qué debemos fijarnos?
Uno de los errores que más riesgos entraña es no saber distinguir entre la fecha de caducidad y la de consumo preferente. Un 22% no lo diferencia, según han expuesto en un debate en Les Franqueses del Vallès en el VII Ciclo de Conferencias sobre Alimentación, Salud y Consumo Responsable 2022 organizado por la Unió de Consumidors de Catalunya (UCC) con apoyo del Ayuntamiento, Agència Catalana del Consum, Diputació de Barcelona y Mercadona.
En este sentido, el miembro de la junta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Cataluña (Codinucat) Àlex Blasco ha advertido de que no respetarla implica asumir "un riesgo de intoxicación microbiológica grave", por lo que ha insistido en leer las etiquetas.
Cabe destacar que “la fecha de caducidad indica el momento en el cual un alimento deja de ser seguro, por lo que su consumo a partir de esa fecha, puede ser peligroso desde el punto de vista microbiológico y afectar notablemente a nuestra salud, creándonos, por ejemplo, una intoxicación alimentaria. Estos suelen ser los productos perecederos o frescos como carne o pescado”, mientras que “la fecha de consumo preferente indica hasta cuando un producto mantiene intactas sus propiedades organolépticas (olor, sabor, textura...), y su consumo más allá de la fecha indicada no supone un peligro para la salud”, según explicaban a Informativos Telecinco Leixuri Aguirre López, María Arrizabalaga López, María del Puy Portillo Baquedano e Itziar Eseberri Barace, autoras del libro ‘¿Sabemos lo que compramos? Guía práctica para entender el etiquetado de los alimentos’.
Por su parte, la OCU especifica que "se indicará 'Consumir preferentemente antes del día y mes' cuando la duración del producto sea inferior a tres meses, 'Consumir preferentemente antes del fin de (mes y año)', cuando la duración del producto sea de entre 3 y 18 meses' o 'Consumir preferentemente antes del fin de (año)', si la duración se prolonga más allá de los 18 meses. No necesitarán fecha de caducidad frutas, hortalizas y patatas frescas, bebidas con una graduación alcohólica superior a 10% vol., productos de panadería destinados al consumo diario, vinagre, sal de cocina, azúcar, productos de confitería y gomas de mascar.
Además, incide la OCU, es importante, especialmente, para aquellas personas con alergia a algún tipo de alimento, leer la lista de ingredientes, que se presentan "en orden decreciente en función de la cantidad que incluya el producto". Aparecen destacados cuando figuran "en la denominación del alimento", cuando se destaca "en el etiquetado mediante palabras, imágenes o representación gráfica".
En el caso de los alérgenos, "si no aparece indicado claramente en la denominación del producto, deberá aparecer en la lista de ingredientes de forma destacada, de manera que se diferencie del resto de sustancias incluidas en la lista de ingredientes".
Para mantener una buena alimentación, algo que el 68% de los consumidores consideran básico para su salud --según la encuesta de la MPAC--, Marina Merino Fernández, autora del blog 'Comiendo con María', considera que hay que prestar la misma atención al valor nutricional que a la lista de ingredientes.
Es "obligatorio indicar el valor energético y la cantidad de proteínas, grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcar y sal por 100 gramos de producto o 100 mililitros", según la OCU. Además, en los productos "esta información podrá completarse con datos sobre el contenido en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, polialcoholes, almidón, fibra alimentaria y cualquier vitamina o mineral".
Asimismo, en el etiquetado del producto aparece su denominación "que debe ir acompañada de “las condiciones físicas del producto o sobre el tratamiento específico al que haya sido sometido (en polvo, congelado, liofilizado, ultracongelado, concentrado o ahumado). Si el alimento ha sido congelado antes de su venta y se vende descongelado, debe indicarse".
Otra información que aparece en el etiquetado es la cantidad neta; el nombre, razón social y dirección del operador de la empresa alimentaria; el país de origen o lugar de procedencia o el modo de empleo, si lo requiere.
Además, desde hace ya más de un año, en España se ha implantado el sistema frontal 'Nutriscore', "un sistema de clasificación de 5 letras y colores, en el que la A de color verde oscuro es la opción más saludable y la E roja la peor, pasando por la B, C y D", explica la OCU.