El estudio, de acuerdo con los hallazgos, explica que los países en los que están prohibidos los castigos corporales en el hogar y en la escuela tienen tasas de violencia entre hombres y mujeres jóvenes entre un 42 y un 69% más bajos que en los países en los que no existen restricciones a la hora de castigar a los hijos.
Para averiguar si las prohibiciones a nivel estatal pueden afectar las tasas de violencia juvenil en todo el mundo, los investigadores se basaron en datos de grandes encuestas sobre el comportamiento de los adolescentes en 88 países, entre ellos el estudio sobre el comportamiento de la salud en los niños en edad escolar (HBSC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud, y el Global School Based Health Survey (GSHS, por sus siglas en inglés).
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Las encuestas incluían una pregunta sobre si, y con qué frecuencia, el encuestado había estado involucrado en una pelea física durante los últimos 12 meses. En el momento del análisis, los 88 países tenían aproximadamente el 46% de los adolescentes del mundo. Treinta países habían implementado una prohibición total de los castigos corporales en la escuela y en el hogar; 38 tenían una prohibición parcial (solo en las escuelas); y 20 no tenían ningún tipo de restricción.
El análisis de las respuestas de la encuesta mostró que la violencia era tres veces más común entre los hombres jóvenes que entre las mujeres jóvenes. Los datos variaron mucho según el país: desde menos del 1 por ciento entre las jóvenes costarricenses hasta casi el 35% entre los jóvenes de Samoa.
En los países donde estaban vigentes las prohibiciones completas, la prevalencia de los enfrentamientos físicos era un 69% más baja entre los hombres jóvenes y un 42% más baja entre las mujeres jóvenes que en países sin ninguna prohibición. En los países en los que existe una prohibición parcial, como Reino Unido, Estados Unidos y Canadá, la prevalencia de la violencia física fue menor solo entre las mujeres jóvenes (56%).
Estas asociaciones se mantuvieron incluso después de tomar en cuenta otros factores potencialmente influyentes, como la riqueza del país, la tasa de homicidios y los programas sociales destinados a reducir la exposición de los adolescentes a la violencia en el hogar y en la escuela.
Los investigadores puntualizan que este es un estudio observacional, y como tal, "no puede establecer la causa" detrás de los datos. "No está claro si estas prohibiciones provocan cambios en la forma en que los niños son educados o si reflejan una cultura que inhibe la violencia juvenil. Pero, de cualquier manera, los hallazgos se suman a la creciente evidencia sobre los vínculos entre el castigo corporal y la salud y seguridad de los adolescentes", concluyen.