Su nombre es Albert Cavallé pero su triste fama se la debe a su apodo: ‘el estafador del amor’. Así es como se le reconoce comúnmente en los medios después de que trascendiesen sus supuestos engaños, continuados, a distintas mujeres con el fin de sacarles dinero. Su modus operandi siempre era el mismo: conocerlas a través de las redes sociales o aplicaciones de citas, ganarse su confianza y después, aprovechar la relación para conseguir ayudas económicas que después no devolvía. Más allá, se inventaba una falsa vida, casi siempre presuntuosa, lo que le permitía fácilmente desaparecer en el caso de romper vínculos. Son más de una veintena las mujeres que le han denunciado por estafa.
Condenado en firme por apropiación indebida y por denuncia falsa, de diversas denuncias relacionadas con su faceta como ‘el estafador del amor’ consiguió salir airoso, y hoy, de hecho, lo ha vuelto a hacer.
Como en tres denuncias anteriores, el juez no ha conseguido probar que Cavallé engañase a la nueva denunciante, que señalaba haber sido estafada después de haberle hecho, el día 18 de abril, –3 días después de su primera cita–, un préstamo firmado entre particulares de 7.000 euros, un ingreso un día más tarde de 1.674 euros y, además, haberle pagado “en sucesivas ocasiones” compras y cenas. Todo porque, según afirma, en aquella primera cita el llamado ‘estafador del amor’ presuntamente le dijo que se había dejado la cartera en casa de su madre, en Andorra. Y como durante la misma, Cavallé presumió de trabajar en “una empresa familiar de domótica” y vivir holgadamente, le dejó el dinero.
Incluso, ha denunciado también que el acusado compró con su tarjeta (la de ella) un dispositivo electrónico valorado en 1.118 euros, además de abonar una factura de Orange de 262,76 euros, algo que no ha quedado probado, si bien Cavallé “ha reconocido que él fue beneficiario y ha negado que los mismos se hicieran de forma fraudulenta y a espaldas” de la denunciante, afirmando que ella “se ofreció, a modo de liberalidad, a atender dichos pagos”.
Consideradas todas las declaraciones, pruebas y documentos, el juez no encuentra acreditado que la mujer “efectuara todos o algunos de los indicados pagos como consecuencia de algún concreto engaño atribuible al acusado ni tampoco que la referida transferencia bancaria obedeciera a alguna concreta manifestación engañosa que provocara en la denunciante algún tipo de error que la determinara a efectuar dicho desplazamiento patrimonial”. Por eso, teniendo también en cuenta los documentos aportados por la defensa, ha absuelto a Cavallé. Considera que el dinero que le facilitaron fue sabiendo que quizás, no sería devuelto, depositando voluntariamente en él su confianza.