El jurado ha considerado que la esquizofrenia que sufre el supuesto descuartizador de Majadahonda, Bruno Hernández, no anuló su voluntad en el momento de los homicidios. Podrá cumplir hasta 29 años de prisión por la muerte de su tía y de la inquilina de su casa. Sus cuerpos nunca fueron encontrados. Se sospecha que los hizo desaparecer en una picadora de carne.