"Nunca había visto nada igual. Los crematorios están a reventar", relata a NIUS Jessica Giner, una española que lleva tres años cooperando en India con la ONG Semilla para el Cambio. "El humo de las piras donde se incinera a los muertos por covid está llegando al interior de la ciudad, puedes sentirlo, olerlo, antes no sucedía", reconoce.
Jessica vive en Benarés, en el estado de Uttar Pradesh, el cuarto en número de infectados. Allí la situación empieza a ser crítica. "Había dos crematorios pero han tenido que abrir un tercero porque no dan abasto", asegura.
En su retina una imagen que no olvida. "Necesitaba ver con mis propios ojos lo que está sucediendo y fui hasta uno de los crematorios", cuenta. Lo que vió: "Decenas de cuerpos ardiendo y colas de cadáveres esperando su turno en las escaleras de entrada. No había madera suficiente para hacer las piras y precisaban salir una y otra vez a buscar más". Pensó en sacar el móvil y hacer una fotografía, pero desistió. "Las mujeres no son bienvenidas cerca de los crematorios, menos aún si pretenden dejar constancia de la realidad".
Una realidad que le duele. "En la primera ola murió mucha gente pero lo de ahora es terrible". Desde su ONG ayudan a las familias de casta más baja. "Les concienciamos con el tema de la limpieza de manos, la mascarilla, la distancia de seguridad y van con cuidado. Muchos se están autoconfinando. La gente tiene miedo de salir. Las calles están desiertas".
Para demostrarlo nos manda una foto que se acaba de hacer en uno de los ghats de la ciudad. "Los ghats son los lugares próximos al río sagrado donde se hacen los ritos religiosos, la gente se baña, lava la ropa... Habitualmente son un hervidero de personas, ahora no hay ni un alma", indica. "Para que un indio se quede en casa ya tiene que ver mal la situación porque viven todo el día en la calle. Esto demuestra que están realmente asustados".
La población tiene motivos para tener miedo. "En nuestra colonia hay muchísimos que han cogido el coronavirus. Nosotros nos hemos infectado también, pero es que aquí está contagiado todo cristo. ", asevera.
Ella misma se contagió a los pocos días de llegar. "Vine en marzo por las restricciones de vuelos por el covid y me infecté según pisé Benarés", explica. "Lo pasé bastante mal. Dos semanas de fiebres, de vomiteras, de diarreas, era como si me hubieran clavado una espada en el estómago. Luego una tos tremenda, menos mal que me traje ventolín y gracias a eso pude respirar mejor", cuenta.
A pesar de su estado no quiso ir al hospital. "Era lo último que quería pisar. Había escuchado a todo el mundo contar que la situación en los hospitales era terrorífica, que quien iba empeoraba en vez de mejorar. Preferí pasarlo en casa". "Aquí la gente no va al hospital a no ser que no pueda respirar o cuando ya cogen pánico", explica. "El motivo, el hacinamiento y la falta de oxígeno".
De falta de oxígeno sabe mucho Ana Ferrer, cofundadora y presidenta de la Fundación Vicente Ferrer. Desde su ONG han lanzado un sos desesperado. Su hospital de Bathalapalli, en Anantapur (estado de Andhra Pradesh) es centro de referencia para atender enfermos de covid. "Ahora mismo tenemos unos 200 pacientes graves que necesitan oxígeno para sobrevivir", relata.
La situación más delicada la viven en Bombay, en Delhi y en otras partes del norte del país, "pero ya la empezamos a sufrir también en el sur", reconoce a NIUS. "Estamos viendo cómo hospital tras hospital se queda sin oxígeno, cómo la gente no puede entrar porque están saturados. Son situaciones malas, horribles", lamenta.
"Nosotros aún tenemos reservas, pero ¿hasta cuándo? Un camión viene cada tres días a rellenar nuestra planta de oxígeno líquido, pero además de a nosotros suministra a muchos hospitales, solo en Bangalore a unos 900. Con que un solo día no llegue o llegue tarde tendría graves consecuencias entre nuestros pacientes".
"Yo digo que esta nueva ola es un tsunami que amenaza con arrastrarnos a todos y hay que prepararse", apunta Anna Ferrer. "Hay muchos más pacientes que necesitan oxígeno que en la del año pasado, por eso hemos lanzado una campaña. Necesitamos fondos para comprar un generador de oxígeno que garantice las reservas para los casos más graves, para cuando no se pueda llenar el tanque. También tener 300 cilindros de oxígeno guardados en caso de que haya algún problema de suministro, para tener bastante oxigeno para ayudar a nuestros pacientes más graves", recalca.
La falta de oxígeno está llevando a la especulación, los precios empiezan a dispararse. Lo confirma otro español, Antonio Mesas, director de la ONG Colores de Calculta. Desde esta ciudad del estado de Bengala Occidental cuenta a NIUS que "ha aumentado increíblemente el precio de los cilindros de oxígeno. Está pasando de las 7.000Rs por bombona a más de 40.000Rs", asegura. De unos 78 euros a cerca de 500.
"Una auténtica locura", insiste Ana Ferrer, "porque el tratamiento más importante en esta enfermedad es el oxígeno. No puedes tratar a una persona enferma con covid sin tener oxígeno y la subida de precios se traducirá en más muertes".
India ha superado la barrera de las 200.000 muertos por coronavirus tras registrar una cifra récord: 3.293 fallecidos en las últimas 24 horas. El número de contagios se sitúa por primer vez por encima de los 360.000 diarios, según las cifras oficiales del Gobierno, pero el número real de contagios, temen los expertos, podría ser hasta 30 veces mayor, lo que significa más de 500 millones de casos.
"Las cifras son tremendas, pero se debe en parte a la relajación de las medidas", apostilla Ana Ferrer. "Aquí se pensó que con la primera ola ya habían acabado en la India con la covid-19, que se había conseguido inmunidad de rebaño y nadie esperaba una segunda ola, y menos un tsunami como este", sigue. "Casi todo el mundo iba sin mascarillas, no se guardaban las distancias de seguridad, etc. Así el virus tenía el país libre para multiplicarse. En todo el año pasado el máximo de infectados fue de 100.000 personas. Y ahora ya hemos llegado a superar los 350.000 en un solo día. Las cifras asustan". "Y creemos que el mes de mayo y junio va a ser peor", advierte.
La nueva mutación del virus también parece estar detrás de estas "inaceptables cifras", coinciden Ana Ferrer y Antonio Mesas. "La nueva ola está causada por una nueva variante del virus, una doble-triple mutación que se ha dado en India y que es más virulenta", dice el director de Colores de Calcuta. "Está afectando más a los jóvenes y a los niños. Hay cada vez más enfermos de entre 20 y 40 años. Y muchos de ellos están llegando a una situación crítica y necesitan oxígeno. En la primera ola entre el 60-70% de los enfermos necesitaron oxígeno. Ahora entre el 80-90% lo precisan", indica.
"El año pasado, si una persona tenía covid-19 no empeoraba hasta los siete, ocho o diez días. Ahora, a los tres o cuatro ya está muy mal y necesita oxígeno", añade Ferrer. "La transmisión y la gravedad es mucho mayor. Hay más enfermos, en peor estado, muchas más muertes...", lamenta.
"Lo estamos viviendo en el propio campus de la Fundación", dice Ferrer. "Hace tres semanas no teníamos ni un caso y de repente en una semana teníamos ya 30 infectados. La transmisión está siendo muy rápida".
Muchos enfermos para pocas camas. "Para que te hagas una idea", apunta Antonio Mesas, en Calcuta, donde aún no ha llegado de pleno esta segunda ola, hay menos de 1.500 camas disponibles en los hospitales para una población de más de 15 millones que tiene esta ciudad", alerta. Desde nuestra fundación nos estamos preparando, reforzando la atención en el centro médico, y haciendo acopio de medicación y material sanitario como mascarillas, para poder seguir atendiendo. No podemos hacer más", lamenta.
En esta situación extrema varios países, Estados Unidos, Reino Unido, Pakistán o la Unión Europea, han anunciado que van a ayudar a la India. Y los primeros envíos internacionales ya están empezando a llegar.
"Casi todos los hospitales de la India necesitan oxígeno, casi todos. Se dice que en el estado de Kerala es el único lugar donde no escasea, porque después de la primera ola se prepararon, pero en el resto la necesidad es acuciante. Toda ayuda es buena, la de cualquier país", insiste la presidenta de la fundación Vicente Ferrer.
"La pandemia nos ha demostrado que estamos conectados. Es una situación que estamos viviendo todo el mundo al mismo tiempo. Pero no en las mismas condiciones. Es importante que seamos conscientes de que, para poder salir de esta pandemia tenemos que salir todos", agrega desde Calcuta Antonio Mesas.
"La India se queda sin oxígeno", concluye Ana Ferrer. "Necesitamos apoyo para salvar vidas. No se puede permitir que la gente se esté muriendo por falta de oxígeno. Hacemos un llamamiento a la solidaridad".