Orrios es un pueblo con encanto, asentado en el valle del Río Alfambra pero, desde hace años, muchos solo lo ven como “la escapada rural perfecta”. Al cruzar el puente del río y adentrarte un poco en el municipio, se encuentran los principales puntos de encuentro de los orrianos, el bar, el ayuntamiento y el típico frontón situado al lado del colegio. Sin embargo, en raras ocasiones se ven niños jugar por esa zona, el colegio cerró en 2014 por falta de alumnado, solo había dos niños en edad escolar, y el mínimo que se exige Aragón para mantener un centro abierto son 3.
Alin de 14 años y Osama de 10 siguen en Orrios “nos gusta vivir aquí, salimos de casa, corremos, jugamos sin ningún peligro, pero a veces nos aburrimos mucho, nos gustaría que hubiera más niños” cuentan sobre su día a día, “los fines de semana vienen más niños, pero el domingo se van a sus ciudades”. A pesar de que la escuela cerrara, ambos han podido seguir estudiando, Alin coge cada mañana un autobús que recorre varios pueblos y después lleva a los más jóvenes hasta el Instituto de Educación Secundaria más cercano que se encuentra en Teruel. Por su parte, Osama, cuenta: “Voy al colegio en taxi, me recoge un taxista y me lleva al pueblo de al lado, somos 7 en el colegio, después me trae de vuelta a mi casa”. Estos servicios garantizan la educación de los dos menores, no obstante, el padre de Osama afirma que cada 15 días las clases de su hijo se extienden por la tarde, en estos días el servicio de taxi no está incluido por lo que, si él trabaja, no puede ir a recogerlo y el niño falta al colegio.
Sueñan con volver a ver su pueblo lleno de vida, niños y gente
Alin y Osama provienen de familias inmigrantes en España, los más mayores del pueblo soñaban con volver a ver su pueblo lleno de vida, niños y gente con la llegada de estas familias, pero la falta de oportunidades laborales y servicios en la zona hacen que se quede en eso, solo un sueño. Los más jóvenes, se van de Orrios o incluso de la provincia de Teruel para formarse y desarrollarse laboralmente “la educación recibida en los colegios rurales es buena, del pueblo hemos salido ingenieros, arquitectos, periodistas, deportistas, artistas etc., pero no tenemos incentivos para volver” asegura Rocío Montón, una joven de 22 años que se fue a Valencia para estudiar su carrera universitaria. En algunos casos, estos jóvenes luchan contra el estigma social que de manera desacertada, los asemeja a al personaje de Paco Martínez Soria en La ciudad no es para mí.
Sin servicios no hay gente y viceversa
Con la disminución de los habitantes también lo hacen los servicios, y sin servicios, la gente se va, es un círculo vicioso y algo de lo que reniegan todos los turolenses cuando se preguntan ¿por qué ser menos resta derechos? En Orrios solo pueden sacar dinero una vez cada 15 días, cuando un trabajador de un determinado banco se acerca hasta el pueblo y realiza los trámites que los vecinos desean. En cuanto a la sanidad, un médico pasa consulta tres veces por semana, en caso de urgencia deben recurrir al centro de salud que se encuentra en el pueblo de al lado. Para cosas más específicas, muchas veces no sirve con acudir al hospital de referencia de la provincia (uno de los más antiguos de España), y es que como ya han reivindicado en otras ocasiones, los turolenses no tienen servicios de radioterapia en su hospital y durante meses han estado sin médicos especialistas en diferentes áreas.
“Aguantaremos mientras podamos, cuando yo me retire dudo mucho que haya otra tienda si el ayuntamiento no propone nada” estas son las palabras de Mari, quien regenta la pequeña y única tienda de alimentación que hay en el pueblo y donde cada mañana los vecinos de Orrios van a por el pan y las cosas más básicas. Los negocios del pueblo no dan para vivir de ello y sus propietarios deben compaginarlos con otros trabajos fuera del municipio, es el caso de Montse, la propietaria de la vivienda de Turismo Rural. Además, la actividad económica principal es la agricultura, sector que está inmerso en una importante crisis productiva desde hace décadas.
El transporte público es otro de las desventajas a las que se enfrentan los vecinos de Orrios, quien desee coger un autobús para ir hasta la capital, debe andar 3 kilómetros hasta llegar a la carretera nacional y allí coger el autobús que pasa con frecuencia de una o dos veces al día. Llama la atención que a lo largo de esta carretera nacional, se ven restos de instalaciones ferroviarias, un proyecto que como cuenta Clemente Alonso, catedrático de la Universidad de Zaragoza y natural de Orrios, “iba a conectar Teruel-Alcañíz-Tarragona-Barcelona, estaba todo listo, solo faltaba poner el tendido férreo y el tren, pero durante la república se paralizó por falta de dinero” “por diversos factores, no era rentable invertir en Teruel y provincia, tanto que a día de hoy, Teruel es la única provincia sin conexión de tren directa a Madrid”. Sendos estudios aseguran la relación directa de la transformación de un territorio con las infraestructuras, por lo que todo apunta a que si este proyecto se hubiera finalizado, el desarrollo de la zona hubiera sido muy distinto.
“No era rentable invertir en Teruel y provincia”
Hartos de esta situación de aislamiento, Teruel Existe y Soria Ya!, plataformas ciudadanas de las dos provincias más despobladas de España, han convocado una gran manifestación el próximo domingo 31 de marzo en Madrid en nombre de “La revuelta de la España vaciada”, al acto ya se han adherido 73 asociaciones en las que se ven representadas 22 provincias españolas. Desde la organización informan que el objetivo es protestar por “la omisión o inacción de los Gobiernos nacionales o autonómicos en la defensa de los derechos reconocidos constitucionalmente como son la igualdad, la vertebración, la cohesión o el equilibrio territorial de este país, y que en muchos casos ha provocado la despoblación de sus territorios y ausencia de servicios básicos y oportunidades” además de demandar políticas concretas y efectivas con las que frenar la despoblación y poder unirse al desarrollo del resto de España.