Mares y océanos siguen “pidiendo” que dejemos de arrojar plásticos. A pesar de que la situación es dramática, la producción y su uso continúa creciendo. En España solo se recicla el 25% de los envases de plásticos que utilizamos, somos el segundo país que más contamina el mediterráneo y el cuarto de la Unión Europea que más consume. Además, España es el país europeo que más pajitas consume al día: 13 millones.
Greenpeace ha publicado un informe llamado “Maldito Plástico: reciclar no es suficiente”, en el que informa de datos realmente alarmantes. La ONG asegura que la producción de plásticos se acercará en 2020 a los 350 millones de toneladas. Los europeos generamos cada año 25 millones de toneladas de residuos plásticos, y se calcula que entre 150.000 y 500.000 toneladas acaban en los océanos, porque menos del 30% de toda esta basura se recicla.
Las grandes cantidades de basura, su fácil dispersión y el lento proceso de degradación convierten al plástico en el mayor rival de los océanos. Pero el verdadero problema son los microplásticos, diminutos fragmentos de plástico que se acumulan en el mar y que son ingeridos por la fauna marina, por lo que forman parte de nuestra cadena alimentaria. Los podemos encontrar en cosméticos, pastas de dientes, detergentes… y llegan directamente al mar a través del desagüe.
El uso del plástico es un problema asociado a los hábitos de consumo, ya que la mayoría de los envases son de usar y tirar. Es difícil no encontrar los estantes de los supermercados llenos de este material. Son productos de corta vida, pero que tardan años en descomponerse: para conseguir degradar una sola botella han de pasar hasta 1.000 años, y cada año se fabrican 500.000 millones…
Con todos estos datos, queda claro que la contaminación por plásticos se ha convertido en una de las grandes amenazas del mundo. Así que, esperemos a que cada vez haya más “plasticarianos” y compremos productos con un envase distinto al plástico.