A Salvador Illa le brillan los ojos cuando cuenta sus planes para esta Navidad, y sonríe solamente un poco, como con melancolía, al hablar de volver a casa. Su familia está en Cataluña, y la ve muy poco. De hecho estuvo sin verlos todo el primer estado de alarma, entre marzo y junio. Así que reconoce a NIUS que a él, personalmente, le viene bien que el plan de estas navidades sea quedarse en casa porque es lo que echa de menos.
Licenciado en filosofía e importante dirigente del socialismo catalán, Illa cuenta en esta entrevista con NIUS que sus padres han pasado la covid hace poco, y se muestra dispuesto a vacunarse en público cuando le toque, sin privilegios: “Si a la ciudadanía le da confianza, lo haré encantado”. Además, entre otras cosas, el ministro lanza una advertencia a quienes usen los nuevos test de anticuerpos disponibles en farmacias porque “se puede pensar que está ya inmunizado y no es así”, o explica por qué no ha revelado los nombres de los expertos que le asesoraron en la desescalada: “Había quien pedía esos datos para presionar”.
Pregunta. En la cabeza de la mayoría ronda una duda: cómo pasar las navidades seguros. El ministro de Sanidad, ¿cómo se la plantea?
Respuesta. No vamos a ser toda la familia. Mis padres han pasado recientemente la covid, y la han superado, afortunadamente. Yo voy a estar con mi mujer y con mi hija, van a ser unas Navidades en casa. Lo cual, por otra parte, a mí me viene bien porque he estado bastante tiempo fuera de casa y estar en casa es lo que me apetece.
P. ¿Cree que las medidas adoptadas de cara a las navidades y el mes de diciembre son suficientes para frenar el avance de la covid-19?
R. Las medidas que hemos aprobado de cara a la Navidad son medidas muy drásticas. El 22 de octubre aprobamos el desarrollo técnico del Plan de Respuesta Temprana de julio. Y fija un catálogo de actuaciones en base a ocho indicadores epidemiológicos. A partir de ahí las comunidades han adoptado las medidas que consideraban oportunas y ahí están los datos, hay una corrección a la baja, la curva desciende. Y en algunos casos las medidas han sido muy duras: confinamientos en municipios, cierres de sectores… Las medidas han sido drásticas y en línea con las de otros países.
P. ¿Se plantean endurecer las restricciones aprobadas para la Navidad si tras el puente de diciembre empeoran los datos?
R. Siempre podemos corregir actuaciones en función de cómo evolucione la epidemia, pero más que plantearnos medidas nuevas, que no las descartamos nunca, lo que hay es que hacer énfasis en cumplir las aprobadas. Ya sabemos que a más movilidad y a más contacto más casos. Es clave controlar la movilidad y los contactos. De esta forma, si:
Entonces las medidas serán eficaces. Aún así, ya veremos cómo evoluciona todo.
P. Numerosos epidemiólogos y expertos en salud pública achacan una segunda ola más temprana de lo esperado a que la desescalada fue demasiado rápida en verano. ¿No tienen miedo de que ahora ocurra lo mismo?
R. Es verdad que nos preocupa mucho. Pero todos hemos aprendido: los que tomamos decisiones y la ciudadanía, que ha visto lo que ocurre. Así que ahora hemos tomado más precauciones: en verano tuvimos abierto el ocio nocturno hasta el 14 de agosto y ahora va a seguir cerrado, igual que otros sectores que tampoco van a tener una actividad normal.
Ahora juega en nuestra contra que el entorno no ayuda, porque en invierno se favorecen los encuentros en lugares cerrados, lo cual a su vez favorece la transmisión del virus. Pero yo confío en la enorme responsabilidad de la población española. Hay que transmitir que esto no es: la curva va bajando, ahora llegan las vacunas y podemos relajarnos … no es así. Habrá que seguir conviviendo con el virus por lo menos hasta el verano.
Por eso hicimos un estado de alarma de seis meses. Estamos todavía muy lejos del nivel al que tenemos que llegar, que es el de una tasa de 25 casos de covid por cien mil habitantes en catorce días.
P. Justamente en enero comenzará la vacunación en España, si todo sigue según lo previsto. Y muchos se preguntan: ¿cuándo me tocará a mí? ¿En qué orden se vacunará la población?
R. Aún no está establecido el orden más allá de los primeros que serán inmunizados, que son esos dos millones y medio de personas de residencias de ancianos, sus cuidadores, sanitarios de primera línea y personas mayores muy vulnerables que no están en residencias.
Se va a vacunar siguiendo unos criterios:
En base a esos criterios se priorizan los grupos. Hay que esperar a las características de las vacunas que vamos a usar para establecer el orden.
P. Y usted, ¿se va a vacunar, lo haría en público?
R. Yo no tengo inconveniente en vacunarme cuando me digan, pero es importante dejar claro que las autoridades no tengamos ningún privilegio para vacunarnos antes que los demás. Lo normal es que nos vacunemos cuando nos toque pero si a la ciudadanía le da confianza que lo hagamos antes lo haré encantado, porque yo me vacunaré cuando me lo digan, sin ningún género de duda.
Y si hay que convencer a la población yo les diría que el arma más poderosa es la verdad. Contarle a la gente qué hacen las vacunas, por qué es importante. Explicar episodios históricos donde las vacunas han salvado vidas, y por qué ahora se ha ido con más velocidad. Y ha sido así porque ha habido un esfuerzo impresionante de coordinación entre industria y ciencia. Se ha agilizado o reprogramado todo el proceso de validación de las vacunas: antes eran procesos estancos y hasta que no se terminaba la fase 2 no se empezaba con la tres.
Imaginemos una casa: ahora mientras el pintor pinta la pared se puede estar puliendo el suelo de otra habitación. Hasta ahora mientras no se acabara un trabajo no se empezaba el siguiente. Pero eso no significa en ningún caso que se haya sacrificado ningún criterio de seguridad ni de eficacia.
P. Mientras, estamos abocados a las medidas actuales, de sobra conocidas. ¿Cuántas de ellas habrá que incorporar como cotidianas más allá del fin de la pandemia, hay algunas que pueden haber venido para quedarse, como el uso de mascarillas en lugares muy concretos tipo centros sanitarios?
R. El uso masivo de mascarilla actual no va a prolongarse en el tiempo una vez que hayamos vencido definitivamente la pandemia. Pero sí hemos descubierto algunas bondades del uso de mascarilla, porque estamos por ejemplo viendo muchísimos menos casos de gripe y de infecciones respiratorias en los hospitales. Y eso es fundamentalmente por el uso de mascarilla. Es decir que en determinados ámbitos puede ser útil, lo dirán los expertos.
P. Este miércoles cumple el plazo que el Consejo de Transparencia dio a Sanidad para publicar quiénes fueron los expertos que asesoraron en la desescalada, ¿va a publicar esos nombres?
R. Estoy pendiente de que los servicios jurídicos del Ministerio me den indicaciones de cómo proceder. No ha habido nunca ninguna voluntad de ocultamiento de nada, pero sí ha habido que ponderar dos derechos. Las decisiones no las tomaban ellos, ellos hacían los informes técnicos y los elevaban a su coordinador, que es Fernando Simón, una persona bastante conocida. A su vez, Fernando Simón los elevaba a la Dirección General de Salud Pública, que es la que emitía un informe en base al cual adoptábamos junto a las comunidades autónomas las decisiones de la desescalada. Había que ponderar el derecho de la ciudadanía a conocer el primer eslabón de estos informes con el derecho que tienen los funcionarios públicos a proteger su intimidad.
En aquel momento -no lo digo yo, la hemeroteca está ahí- había personas que pedían esos datos más con el ánimo de presionar que con la curiosidad de saber quién estaba haciendo eso. Estas personas hacían un trabajo muy delicado. Todos son funcionarios públicos. En algunos casos, el equipo se reforzó con personas nuevas porque el volumen de trabajo lo requería.
P. En las farmacias están ya disponibles los test de anticuerpos, ¿qué opinión le merecen?
R. Los test de anticuerpos se pueden hacer, pero hay que ir con mucho cuidado. A veces la gente puede tener el resultado de que es positivo (hay que saber interpretarlo) y puede pensar que ya está inmunizado. Eso no es así. No es hacer un test para ver si tengo fiebre. Es un test de una enfermedad muy contagiosa, que hay que administrar con cautela y asegurar que los casos positivos son automáticamente comunicados a la autoridad sanitaria.
P. La pandemia estalló poco después de asumir usted la cartera, ¿cómo vivió esos primeros momentos, sin conocer además el Ministerio?
R. Cuando tuvimos noticia de que en Wuhan había los primeros casos, pedí conocer a las personas del CCAES y de salud pública, y ya en ese momento me llevé una muy buena impresión. Luego fui entrando en la materia, conociendo los equipos... Fueron importantes las reuniones con los colegas europeos. Vimos que todos estábamos en las mismas.
Después, ya sabe, esto aceleró mucho y reaccionamos todos como pudimos, nos costó un tiempo coordinarnos y poner sobre la mesa las primeras medidas. Luego ya fuimos entrando en un carril más ordenado de toma de decisiones.
P. Usted es filósofo. ¿Durante este tiempo le ha acompañado el pensamiento de algún pensador o alguna lectura?
R. Soy aficionado a leer a Baltasar Gracián. Y de él hay un libro de aforismos que a veces releo, aunque no durante estos días. Se titula Oráculo manual y el arte de la prudencia. Ahí hay alguna máxima que siempre he tenido presente en mi vida. Perdone, pero es en latín: “Imperare sibi maximum imperium est” (el mayor poder es el dominio de uno mismo).
P. Sí, la utilizó una vez en el Congreso.
R. Sí, fue con el señor Steegmann, de Vox. Habla del autocontrol: calmarse un poco y mantener la serenidad, porque si no empeoras más las cosas. Eso no quiere decir que no tengamos nuestros momentos de tensión, inquietud y nerviosismo. Claro que los hemos tenido. Pero hay que dar un punto de serenidad a la ciudadanía. Hemos tratado de mantener la cabeza fría para tomar las mejores decisiones. No solamente yo, sino todo el equipo del ministerio lo ha hecho así.
P. Por último, como secretario de organización del PSC, respecto a Cataluña y las elecciones del 14 de febrero. ¿Qué gobierno cree que sería bueno para Cataluña ahora?
R. Me gustaría un gobierno presidido por los socialistas, por Miquel Iceta. Porque en Cataluña hay que recuperar el tiempo perdido, hay que buscar un gobierno que favorezca el reencuentro de la sociedad catalana –una sociedad en la que hay maneras de pensar muy distintas- consigo misma. Hay que encontrar una mínima cohesión social. Y luego nos hemos de reencontrar con España y también con Europa, porque Cataluña ha perdido prestigio en el resto de España y de Europa.
En estos días me viene a la mente que en Barcelona podríamos tener la sede de la Agencia Europea del Medicamento. Fíjense, Barcelona lo tenía todo para tener la agencia que va a tomar la decisión más importante ahora mismo: cuándo y qué vacunas pueden administrarse en Europa. Esto podría estar en Barcelona, con lo que eso conlleva de capacidad de tener información oficiosa, de poder dar facilidad a la industria española, de tener visibilidad, posicionamiento. Esto lo perdimos por errores propios: fue un gol en propia puerta. Nadie va donde ve que no hay un mínimo de cohesión.
De nuevo, los ojos de Salvador Illa chispean. Porque habla de su tierra, y de la política en la que creció. En cuanto acaba la grabación, vuelve a colocarse la mascarilla. Es una FFP2, pero no una cualquiera: la que fabrica el CSIC. Marca España para una jornada más corta de lo habitual -dicen en su equipo que acabarán sobre las siete y media de la tarde- en un lunes festivo en Madrid.