Se llama César de la Fuente, es de A Coruña, y ha inventado un test capaz de detectar el coronavirus usando el móvil. ¿Lo más sorprendente? "La rapidez, en 4 minutos tienes el resultado. Y su precio lowcost", explica a NIUS desde EE.UU este biotécnologo, al que hemos conseguido entrevistar entre reunión y reunión.
En su laboratorio de la Universidad de Pensilvania, él y su equipo, trabajan a destajo para conseguir comercializar el producto cuanto antes. "Está ya en la fase clínica. Después solo falta que lo apruebe la FDA -que es la entidad encargada de dar el visto bueno a los medicamentos aquí en EE.UU- y a partir de ahí el tiempo que tardaría en estar en el mercado sería poco, pero son variables que no dependen de mi, así que no puedo dar una fecha concreta", apunta de la Fuente.
Estamos ante un avance importante en la lucha contra la covid. "Es una tecnología mucho más rápida que cualquier otra que exista en la actualidad", asegura. La mayoría de los diagnósticos de coronavirus son costosos, complejos y sus resultados tardan horas y días en conocerse. De la Fuente se dio cuenta de que era posible crear algo más económico y rápido. Y lo hizo.
Su tecnología está basada en la electroquímica. "Consiste en un chip que hemos creado, que está hecho de cartón o papel, y que tiene un circuito eléctrico sobre el que el usuario pone una muestra de saliva. Si está contagiado, el virus se une a una proteína, a un receptor que hemos funcionalizado en el chip, y esa información química se transforma en una señal eléctrica que luego podemos detectar. ¿Cómo? A través de un dispositivo que tiene un usb y se puede conectar al móvil", explica de la Fuente. "Luego, simplemente te descargas una App que emite o no una señal que indica si eres positivo".
La idea parece fácil, al menos contada por él. "Solo se necesita un chip, saliva y un móvil". Le preguntamos por qué cree que no se le ha ocurrido a nadie antes. "No lo sé, creo que la clave está en que hay muy poca gente trabajando en la intersección entre estos campos, la electroquímica y las enfermedades infecciosas".
"Ahora mismo es del 90%, pero no es una cifra definitiva porque estamos aún en el ensayo clínico", reconoce. "Pero aunque al finalizar bajara por ejemplo al 70% -que no lo creo- seguiría siendo una fiabilidad muy alta, porque al ser tan baratos los chips se podría hacer testeo de alta frecuencia. Es decir, te lo podrías hacer tres veces y eso te daría una fiabilidad del 100%", explica.
De conseguir sacar este producto adelante, "podría convertirse en una importante herramienta para frenar la pademia en los próximos siete u ocho meses", indica. "Muy útil para detectar asintomáticos y, efectiva también identificando las nuevas variantes del coronavirus", añade.
"El chip en sí ahora mismo cuesta ya menos de 5 dólares, unos 4 euros, y yo creo que se puede disminuir aún más el precio", adelanta de la Fuente. "Los materiales que conforman este chip son muy baratos, podemos hacerlos de cartón o de papel. El circuito eléctrico se puede imprimir también de forma fácil y económica con una impresora que tenemos. Lo único que incrementa el precio es la proteína receptora, y ese importe hay muchas maneras de reducirlo. Cuando escalas y procesas esas proteínas de manera recombinante en un bioreactor es fácil conseguir que salgan más baratas", asegura.
"Lo que es más caro es el receptor del móvil donde se inserta el microchip, que está en torno a los 40 euros, pero bueno este aparato se puede usar muchos años, así que estaríamos ante un coste fijo, al que solo habría que sumar los 4 euros por chip". Recomienda de la Fuente usar un chip diferente cada vez que se hace el test, aunque en los ensayos clínicos han demostrado que siguen emitiendo señal hasta reutilizándose 10 veces. "Es preferible usarlos una sola vez para evitar falsos negativos", asevera.
Una nueva y soprendente tecnología que el español está pensando ya aplicar a gran escala. "Además de este prototipo más individual hemos diseñado otro que es como un portátil, que está ideado para ponerlo a la entrada de edificios, de estadios, de colegios y que permitiría testar rápidamente a grandes volúmenes de personas", avanza.
"Otra cosa importante de este test es que no es de uso exclusivo de covid. Estamos pensando cómo aplicarlo en la gripe, que causa muchas muertes cada año en población inmunodeprimida o de elevada edad", resalta. "Si puedes aislar a la gente que está infectada a través de esta detección precoz evitas que esas personas expongan al virus a otras que son susceptibles y que pueden morir", insiste.
"Yo creo que en un futuro va a ser muy normal tener test de diagnóstico de este tipo en nuestras casas, el mío u otros, y podremos testarnos en la familia y ver cada día cómo vamos, y proteger así a los más vulnerables", pronostica.
"El sueño que tenemos a largo plazo en mi laboratorio es poder generar test de diagnóstico muy baratos para que todo el mundo pueda acceder a ellos, no solo gente con dinero, también gente de países en vías de desarrollo o que vivan en comunidades con pocos recursos", apunta. "Nos gustaría utilizarlo para detectar enfermedades como la malaria, el dengue...y conceptualmente es posible", defiende.
"Lo que nos interesa son enfermedades en las que realmente podamos ayudar, que afectan a muchos países donde no tienen buenos medios para tratarlas y en los que un test de diagnóstico precoz serviría para salvar muchas vidas", asegura.
"Este tipo de test no impiden la infección pero sí ayudan a evitar la propagación de la enfermedad, con lo cual a la larga estás previniendo el contagio de muchísimas personas, que como hemos visto en esta pandemia se da a nivel exponencial. Así que evitas muchos muertos y también muchos costes sanitarios en cada país derivados de hospitalizar a la gente, tratarla, generar terapias, etc", comenta.
"Un sistema de diagnóstico suficientemente barato puede ayudar a proporcionar un nivel de prevención que no tenemos hoy en día", sentencia.
Este gallego de 35 años estudió biotecnología en León antes de hacer su doctorado en Vancouver (Canadá) y su trayectoria profesional le ha llevado hasta Philadelphia, donde ha recibido numerosos reconocimientos por su trabajo. Sin ir más lejos, en mayo fue designado como Mejor Investigador Joven en enfermedades infecciosas de EEUU por la American Chemical Society.
Confiesa que echa mucho de menos su tierra, Galicia, sobre todo la comida, la familia y los amigos, pero que aún le queda mucho por hacer antes de volver. "Aparte de este test de diagnóstico, mi laboratorio está trabajando en desarrollar nuevas medicinas a través de ordenadores de inteligencia artificial. Nos centramos sobre todo en bacterias multiresistentes a antibióticos que son muy difíciles de tratar hoy en día", explica.
Su caso es otro más de la fuga de cerebros en nuestro país, de la migración ante la falta de inversión en investigación, tecnología e innovación. "El motor de la economía de los países punteros es la tecnología hoy en día, no es otra cosa", dice César de la Fuente. "Si España no se quiere quedar a la cola va a tener que invertir de manera seria en esto, no solo porque está guay investigar o porque sea bonito y apasionante, que lo es, sino porque es necesario para el desarrollo de su economía y también para otros aspectos como la inspiración", apostilla.
"Es necesario incentivar a los jóvenes para que se dediquen a la ciencia, y no que solo quieran ser futbolistas, que a mi me encanta el fútbol, pero hay más cosas", comenta divertido. "Es esencial crear cierta inspiración para que los más jóvenes se unan en esta carrera por innovar y crear nuevas tecnologías que nos ayuden a mejorar el mundo", sentencia.