Lo suyo "parece de cuento", asegura a NIUS el cardiólogo Borja Ibáñez (Madrid, 1975). Pero no ha sido suerte, sino más bien "constancia y tesón". Casi 15 años lleva este médico "apasionado" en asuntos del corazón investigando el metoprolol, el fármaco "barato y asequible" que hasta ahora se usaba para pacientes con patologías cardiacas y que promete ser la gran solución para luchar contra la forma más grave de la covid-19.
La inspiración del doctor Ibáñez no vino al ver las UCIs saturadas de la Fundación Jiménez Díaz, el hospital donde trabaja en Madrid. Él, asegura, tuvo claro desde el principio que el metoprolol podía funcionar también con el SARS-CoV-2 ya que el coronavirus induce una respuesta exagerada de los neutrófilos (las primeras células que combaten una infección), igual que ocurre al sufrir un ataque al corazón. Los neutrófilos comienzan a atacar los órganos hasta que acaban con ellos y eso es lo que consigue evitar el metoprolol.
Borja Ibáñez pide cautela porque todavía se trata de "un estudio piloto inicial", pero si consiguen que se apruebe el uso de este medicamento para luchar contra la covid-19, "habrá mucha menos mortalidad de la que hay ahora", asegura. El propio Valentín Fuster, mentor del doctor Ibáñez y co-investigador de este trabajo, señala que "aunque el estudio es piloto y debe confirmarse en un ensayo más grande, su alta seguridad, disponibilidad y efecto biológico tan robusto podría ser suficiente para valorar su uso en pacientes jóvenes ingresados en UCI con covid-19 severo". Hoy ya se puede hacer lo que se conoce como un "uso compasivo" de este medicamento.
Ahí no acaban los buenas noticias, el metoprolol es un medicamento con más de 30 años, por lo que está libre de patentes. "Su precio no va a subir de los dos euros", sostiene Borja Ibáñez. El hallazgo realizado por el equipo de investigación del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ya se ha publicado en la prestigiosa Journal of American College of Cardiology (JACC). El siguiente paso es un ensayo clínico con 350 pacientes y más de 100 investigadores que continuarán siendo coordinados por Borja Ibáñez. El doctor atiende a NIUS después de toda una mañana en el quirófano.
Pregunta: ¿No es el sueño de todo investigador, dar con la solución a una pandemia como esta?
Respuesta: Sí, es espectacular encontrar un medicamento que puede ayudar a los pacientes y sobre todo que no presenta muchas complicaciones para ser aprobado porque ya se utiliza para otras patologías. La verdad es un subidón sobre todo por el beneficio que puede dar a los pacientes.
P: ¿Hasta ahora, para qué se utilizaba el metoprolol?
R: Este fármaco se emplea para bajar la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Al ser de administración intravenosa solo se ofrece en los hospitales, pero está disponible en todos los centros hospitalarios, en las unidades de cardiología, de intensivos e incluso en radiología.
P: ¿Cuándo se dan cuenta de que además de que para enfermos con patologías cardiovasculares también puede funcionar para enfermos graves de covid-19?
R: Este es un camino bastante largo emprendido hace más de 10 años. En el Mount Sinai de Nueva York, de la mano de mi mentor, el doctor Valentín Fuster, empezamos a investigar si el metoprolol protegía el corazón durante un infarto. Vimos que era muy beneficioso e investigamos el porqué. Hace cuatro años ya publicamos precisamente que el mecanismo por el cual protegía al corazón no era un efecto directo sobre el músculo cardiaco, sino sobre los neutrófilos que también ejercen un daño importante durante un infarto. El medicamento dejaba estas células inmunitarias aturdidas. Posteriormente, seguimos investigando si todos los metabloqueantes tenían el mismo efecto en los neutrófilos, pero ya vimos que no, que solo el metoprolol. Cuando empezó la pandemia, estábamos probando la protección que este fármaco daba a los pulmones en ratones y ya vimos que el resultado era espectacular.
Entoces estalló la pandemia y vimos la necesidad de emprender un estudio piloto inicial, primero para demostrar que era seguro y después para ver el beneficio, y la verdad es que el resultado final del beneficio ha sido muchísimo mejor de lo que podíamos pensar en un estudio de tan solo 20 pacientes.
P: O sea que el problema son los neutrófilos ¿no?
R: Eso es. Los neutrófilos son, por decirlo así, la primera línea de defensa que tiene el organismo. Son unas células que van escaneando que todo va bien y cuando detectan un patógeno se hiperactivan, lo destruyen y luego se eliminan, pero hay ocasiones como en la covid y en otro tipo de patologías que se produce una reacción exacerbada de los neutrófilos. Estos no solo atacan al patógeno, sino al órgano del propio cuerpo. En este caso el pulmón o el cerebro, en el caso de un ictus. Así que estos leucocitos, paradójicamente, pasan de ser la solución a ser parte del problema final porque contribuyen a dañar el órgano de forma importante.
P: Y ¿qué es lo que hace el metoprolol?
R: Lo que hace el medicamento es aturdir a los neutrófilos, de forma que estos luchen contra el virus o la bacteria pero no de forma exagerada y terminen dañando el organismo.
P: Ahora el medicamento cuesta dos euros ¿aumentará de precio si se aprueba para luchar contra la covid?
R: No, porque como es un fármaco que tiene más de 30 años, ya está fuera de patente y las leyes internacionales impiden que se pueda subir el precio. De hecho, muy probablemente, el metoprolol ya se habría dejado de comercializar si no fuera porque la legislación europea lo impide ya que se ha demostrado que tiene un beneficio médico. Desde luego con él las farmacéuticas no consiguen ningún beneficio económico.
P: Efectivo y libre de patentes, parece que el metoprolol lo tiene todo.
R: Sí parece un cuento, todo casa perfectamente. El reposicionamiento de fármacos antiguos es una de las líneas más potentes de investigación que hay en Europa porque muchas veces hay medicamentos que tienen unas propiedades que no se han estudiado completamente y esto es mucho más eficiente que investigar nuevas moléculas con el coste que ello tiene.
P: Y ahora ¿cuáles serán los siguientes pasos?
R: El primer estudio fue un trabajo en equipo con cerca de 50 facultativos y 20 pacientes recién llegados a la UCI. Cuando tuvimos los resultados tan potentes pedimos financiación al Instituto Carlos III para un ensayo clínico de investigación independiente que no tiene relación con la industria farmacéutica. En él van a participar 14 UVIs de toda España coordinadas a través del CIBERCV (Centro de Investigación Biomédica en Red Enfermedades Cardiovasculares) y vamos a reclutar a 350 pacientes para medir la eficacia del metoprolol en reducción de la mortalidad.
Esperamos que el proceso vaya rápido. De hecho, antes de que finalice el ensayo clínico esperamos que, como el medicamento ha demostrado seguridad y se utiliza para pacientes que tienen taquicardia, en algunos casos se pueda utilizar antes como uso compasivo para personas jóvenes que ingresen en UVIs y que no tengan patologías previas para las que este medicamento esté contraindicado.
A final del año que viene podría estar concluido el estudio y la autorización es prácticamente inmediata en un fármaco que ya está siendo utilizado.
P: ¿Hay algún otro medicamento para luchar contra la covid-19?
R: Ahora mismo no hay ninguno tan prometedor como el metoprolol. Los esteroides, los corticoides, parece que pueden tener algún beneficio, aunque no queda claro si es muy potente o no. La diferencia es que el metoprolol es mucho más específico, actúa directamente en la movilidad del neutrófilo e impide que este infiltre el pulmón.
Aunque la mayor parte de la población esté vacunada, va a seguir habiendo neumonías, en esos casos el metoprolol sería el mejor tratamiento para evitar un curso clínico muy negativo.
P: ¿Por qué se ha avanzado tanto con las vacunas y todavía no hay ningún fármaco contra el SARS-CoV-2?
R: Es verdad que no hay ningún fármaco con un efecto robusto, esperemos que este sí lo demuestre en el ensayo clínico. El mecanismo de producción de las vacunas ya estaba en marcha y su desarrollo se conoce bien, pero producir un fármaco es mucho más difícil que una vacuna.
P: Por último, ¿va a ser este el medicamento que evite que la gente muera por covid-19?
R: Bueno, es importante que seamos un poquito cautos porque la gente puede pensar que se acabaron ya los casos graves. Lo que es cierto es que, si finalmente se demuestra la eficacia que hemos detectado en el estudio inicial, habrá mucha menos mortalidad que la que hay ahora. No se puede decir que se vaya a curar el 100% de los casos graves, pero el número de muertes se reduciría en un alto porcentaje.