Un encuentro en el Cantábrico con el tiburón más rápido del planeta
El marrajo puede nadar hasta a 120 kilómetros por hora
Si no se detiene su pesca, puede desaparecer
Está en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
Gador Muntaner es oceanóloga, estudió en Canarias, pero su gran pasión, los tiburones, la llevo a residir en Mexico. Allí sigue trabajando con ellos, aunque de vez en cuando vuelve a trabajar a nuestro país. "Con un pie en Mexico y otro en España" lo define ella, aunque donde dice pie, bien podríamos decir aleta. Buena parte de su trabajo se desarrolla bajo el agua. El de su compañero en esta aventura, el campeón del mundo de fotografía submarina, Rafael Fernández, transcurre íntegramente bajo la superficie. Pongamos, ahora, a ambos a bordo de una embarcación en busca de tiburones en el Cantábrico.
"Íbamos a buscar tiburones azules, conocidos como tintoreras", cuenta Gador. "El primer día estuvimos más de 2 horas esperando, y cuando ya casi habíamos perdido la esperanza, aparecieron 3 de ellas. El segundo día, tardaron menos en visitarnos. Esta vez eran de mayor tamaño, de unos 2 metros de longitud. Lo que no esperábamos es lo que paso el tercer día".
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"Lo que no esperábamos es lo que paso el tercer día"
Agua fría y más verde de lo normal. Mar en calma. Y una aleta que se aproxima a una tremenda velocidad. Estaban ante el tiburón más rápido del planeta, el Marrajo o Mako, un animal capaz de moverse a 120 kilómetros por hora. Uno de las especies de tiburón más amenazadas.
"Era una hembra en edad adulta de unos dos metros", apunta la oceanóloga. "Fue un encuentro a centímetros, y te puedo decir que hasta el animal nos tocó, sin sentirnos en ningún momento en peligro. Son animales totalmente inofensivos. Tienen potencial para hacer daño, pero no tienen por qué hacértelo".
"De hecho para que se queden, porque si no, tienen un miedo tremendo hacia las personas, hay que echar sangre constantemente para que no huyan", precisa Rafael Fernández.
El encuentro bajo las aguas del Cantábrico, quedó retratado por los investigadores. Un documento muy poco habitual, porque el Marrajo, a pesar de lo que nos suena su nombre, puede pasar pronto a engrosar las especies perdidas en nuestro mundo.
"Si se dejase de pescar hoy mismo, aun así, no se podría asegurar la recuperación de la especie", señala Muntaner.
"Es un animal que puede desaparecer en poco tiempo", añade Fernández. "Haberlo podido fotografiar en aguas españolas es espectacular".
"Fue un encuentro a centímetros, y te puedo decir que hasta el animal nos tocó, sin sentirnos en ningún momento en peligro"
A ambos les gustaría repetir ese encuentro, pero si no se hace nada resultará difícil. España es responsable de la mitad de las capturas de marrajo en el Atlántico norte. O algo cambia, dicen los expertos, o las imágenes de un marrajo pronto serán de archivo.