El hombre que protagonizada esta curiosa historia que publica el periódico BMJ Cas Reports utilizaba esteroides para tratar su nariz con la esperanza de oler en algún futuro.
En cuanto descubrió lo que estaba creciendo en su interior, se dirigió al otorrinolaringólogo de la Universidad Aarhus, en Dinamarca, donde un scaner reveló que en su cavidad nasal había un cúmulo de mocos que ocultaba un diente.
Los médicos no saben de momento qué pasó en realidad y, aunque parezca un caso extraño, no lo es del todo.