De los conciertos a la hostelería: la empresa gaditana que regula el acceso a las terrazas
Los problemas surgidos en la fase 1 para cumplir con las medidas de seguridad sanitaria les han proporcionado sus primeros clientes
Su papel es indicar a los clientes donde están los dispensadores de gel, evitar que deambulen por el local y controlar que no se sobrepase el aforo permitido
Lo suyo eran los grandes conciertos, los grandes festivales, las grandes masas. Pero eso, en el mundo del coronavirus, ya no existe. Una tras otra las grandes citas musicales del verano se han suspendido y aquí llega el dilema de una empresa que empleaba hasta 150 trabajadores, y que se encontró de un día para otro sin el objeto de su trabajo.
"Con el coronavirus, el tema de los conciertos está completamente parado", cuenta David Hernández, gerente de una empresa gaditana de control de accesos. "Nosotros empezamos en verano, y podemos tener hasta treinta grandes eventos. Controlamos el acceso, el aforo y controlamos las colas. Los conciertos uno a uno se han ido cancelando, así que perdimos todo el trabajo que teníamos. Nos quedamos a cero".
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La otra pata de su negocio, menos importante, la del control de acceso en discotecas, también estaba rota. Tocaba renovarse o morir, y en esto llego la fase uno: las terrazas, las aglomeraciones y hasta las sanciones. Salió renovarse.
"Los conciertos, uno a uno se han ido cancelando, así que perdimos todo el trabajo que teníamos, nos quedamos a cero"
"Teníamos que reconvertirnos de alguna manera o dejar sin trabajo a mucha gente, así que empezamos con una publicidad, y como tenemos muchos clientes hosteleros, han empezado a llamarnos", explica el gerente de la empresa. "Nosotros recibimos al cliente, le indicamos donde hay dispensadores para lavarse las manos, les ubicamos en la mesa para que no deambulen por la terraza. También controlamos el aforo con un contador, para que no se supere. Eso si, en las terrazas que están dentro de un recinto. La vía pública es cosa de la policía".
¿Rentable? No para un pequeño bar, dicen, pero si en chiringuitos, terrazas de restaurantes o ventas. Aconsejan al cliente sobre las medidas e itinerarios a adoptar, y evitan que como ha ocurrido estos días la situación pueda superarles.
"Es una figura ajena al local que, llegado el caso, puede hacer un papel más cortante que el que puede hacer un camarero", señalan. "Proteges la imagen del local, es un extra. Si el camarero le ofrece una cerveza o un vino, y luego le pide que guarde la distancia, tal vez se están mezclando un poco las cosas".
Recibimos al cliente, le indicamos donde hay dispensadores para lavarse las manos, les ubicamos en la mesa y controlamos el aforo con un contador
Ya tienen clientes y han conseguido rescatar a tres de sus trabajadores del desempleo. Su próximo paso es ofrecer sus servicios cuando llegue la fase dos a los restaurantes. "Alguien tendrá que regular el acceso cuando la gente tenga que esperar a su reserva".