La noticia ha copado portadas. Un joven de 16 años arrojaba a su bebé al río Besós, en el municipio de Sant Adriá. "No lo queríamos", decía para justificar su brutal acto. Después de hacerlo se fue a un bar a pedir un taxi.
Es un caso extremo, pero en España abortaron 94.123 mujeres en 2017, de ellas, un 8,85% eran menores de 19 años. Otras 7.120 adolescentes quedaron embarazadas en 2018 y decidieron tener su bebé. Hoy se celebra el Día Mundial de Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes. Informativos Telecinco ha querido saber de la mano de expertos cómo afrontan las menores un acontecimiento que en opinión del psicólogo Esteba Cañamero, puede ser “el momento más complicado de su vida”. Él y su colega, Diana Sánchez, coinciden en señalar que lo fundamental es el apoyo familiar, saber escuchar, acompañar y hacer partícipes a las hijas de una decisión que les podría cambiar la vida y advierten del riesgo de las menores de padecer depresión, ansiedad o estrés.
En España, la edad media de la primera relación sexual es a los 18 años, según la encuesta de Anticoncepción de 2018 que elabora el Observatorio de Salud Sexual y reproductiva de la Sociedad Española de Contraconcepción. Entre los 15 y los 19 años de edad, más del 30% de las encuestadas dijo no usar ningún método anticonceptivo. El chico que fue detenido tras confesar haber arrojado a su bebé al río Besós, en Sant Adriá, tiene solo 16 años.
Así, el año pasado, 382 menores de 15 años fueron madres en España, según el Instituto Nacional de Estadística. Esa cifra se dispara en la franja que oscila entre los 16 y los 19 años hasta los 6.738 nacimientos. Para estas chicas su embarazo inesperado “es un auténtico cataclismo, es algo que no se espera y para lo que no está preparada”, nos explica el psicólogo Esteban Cañamero.
“Lo inmediato en una adolescente embarazada es sentirse mal, pueden sufrir estrés, ansiedad o depresión y, a veces, lo llevan en secreto”, afirma Diana Sánchez, psicóloga y sexóloga, que añade que “las consecuencias para las chicas son nefastas, ya que en nuestra sociedad no es habitual tener hijos pronto y menos aún, siendo una adolescente. Es una percepción social muy negativa”, sentencia. Ambos expertos coinciden en señalar que lo principal para afrontar esta situación es el apoyo familiar. Ambos contestan sobre esta realidad en una entrevista que aporta muchas claves:
P. ¿Hay muchas chicas que se encuentran sin ese apoyo familiar? ¿Puede que alguna opte por el aborto ante la falta de ayuda?
Esteban Cañamero (EC). Se suelen sentir muy solas. Primero porque no lo suelen contar muchas veces a la familia y segundo porque aunque se lo cuenten, la familia también se colapsada. A veces, la familia reacciona con enfados y gritos y aumenta aún más la soledad. Muchas otras, con la ayuda de alguna amistad un poco más mayor, deciden dar el paso de abortar.
Diana Sánchez (DS). Suele darse que la familia enseguida tiene una posición de rechazo. Tampoco lo sabe afrontar y culpabiliza a la adolescente y no la acompaña en la toma de decisiones. Lo primero que ve la familia es el aborto. A la adolescente hay que ayudarla, explicarle lo que está ocurriendo y hacerla partícipe de la decisión. Es una crisis familiar que hay que afrontar con apoyo y la realidad es que no suele ser así.
P. ¿Qué consejos le daría a unos padres que deben asumir el embarazo de su hija adolescente?
EC. Deben mantener la tranquilidad, pero sin quitarle importancia. Hay que hacer reflexionar a la chica - y los padres del chico al chico-. Hay que darle la trascendencia que tiene y explicarle las distintas opciones, dejando claro que decida lo que decida van a estar a su lado, ya sea para abortar o para tenerlo, haciéndole ver que si decide tenerlo va a cambiar su vida totalmente. El asunto es tremendamente grave. La decisión que tome es gravísima en cualquier caso, pero siempre se debe tomar desde la tranquilidad, el cariño y el apoyo.
DS. Lo primero es mantener la calma, los padres podrían hablar entre ellos antes de hablar con su hija y reflexionar. Hay que dejar a un lado la posición de culpa y mantenerse a la escucha para saber cómo se siente ella, acompañarla en sus emociones y que sepa que la apoyan. Es fundamental el apoyo familiar para cualquier consecuencia: tanto si hay aborto como si no. La familia es la que puede amortiguar toda la sintomatología negativa que puede tener un embarazo en una adolescente. Hay que acompañar.
P. ¿Qué papel tiene el padre? ¿La menor cuenta con su apoyo o asume ella sola la responsabilidad?
EC. Hay de todo. Es diferente si el embarazo es producto de una relación sexual casual de fin de semana con alguien que ni siquiera me acuerdo como se llama, a que sea una relación de dos o tres años de noviazgo. En el primer caso, generalmente se lo carga la chica sola. En el segundo, hay de todo. Si la relación era afectuosa y buena, generalmente el chico se implica y se hace cargo de la decisión. Eso sí, al chico se le suele marginar bastante. Se suele considerar que es la chica la que tiene la potestad de decidir. La realidad es que es la chica la que decide.
DS. Por desgracia, en la mayoría de las ocasiones el padre no se hace partícipe para nada. Aunque también hay casos en los que el padre sí que quiere participar. En este caso, el problema es que no suelen tener recursos económicos y si no tienen el apoyo familiar tampoco lo puede llevar adelante.
Es complicado llevar un embarazo adelante si no tienen apoyo. En cambio, las mujeres que sí cuentan con dicho apoyo lo pasan mal un tiempo y de adultas suelen decirte que lo ha sido muy duro, pero con treinta y tantos años tienen una hija de 16 y lo consideran positivo, pero a largo plazo.
P. ¿Las menores que se quedan embarazadas responden a un perfil socioeconómico determinado?
EC. Hay de todo pero abundan más los casos en niveles socioeconómicos bajos. Las chicas con mayores niveles de formación, con más medios económicos... tienen más información y más capacidad económica para reaccionar rápidamente, ya sea abortando o previendo con el uso de anticonceptivos. Las clases sociales más bajas lo tienen peor.
DS. En el caso de las menores que abortan da un poco igual el nivel educativo o social. Si es verdad que hay más abortos en algunas comunidades autónomas. Por ejemplo, en Madrid, es enorme y puede haber una gran diferencia entre unos barrios y otros, pero habría que ahondar mucho más en la cuestión.
P. Opte por tener el hijo o por el aborto, ¿La menor necesitará apoyo psicológico?
EC. Necesitan apoyo tanto quien decide abortar como quien decide seguir adelante. El aborto es una decisión muy severa, sobre todo si tienes una concepción religiosa. Tomar la decisión de abortar es algo muy fuerte, pero tenerlo supone un cambio todavía mayor. Cambia la relación con tus padres, en tu ocio, tu economía... En cualquier caso se necesita la ayuda de un profesional.
DS. El apoyo profesional se necesita siempre. En caso de aborto debería hacerse un seguimiento de cómo se encuentra después, cómo lo lleva, el sentimiento de culpa... En cambio, hay mujeres que lo procesan bien.
Una adolescente que sigue adelante también puede tener sintomatología de depresión, que le desborden las situaciones, que sienta estrés o ansiedad. Pero si hay un apoyo familiar que ayuda con las tareas y le da tranquilidad y confianza será duró, pero madurará y se dará cuenta de que sí que puede.
P. ¿Tienen riesgo de sufrir una enfermedad mental para las menores embarazadas?
EC. Depende de la salud mental previa. Si la salud mental previa al embarazo era inestable, el riesgo es muy alto. Una persona prepsicótica puede caer en lo abiertamente psicótico, una persona inestable e insegura puede profundizar. Ahora si la persona está estable será un maremoto pero se estabilizará.
DS. En los estudios de depresión postparto -también ya hay síntomas durante el embarazo- una de las poblaciones de riesgo son las adolescentes. Puede haber ansiedad generalizada pero muchas veces se mezcla con la depresión porque los trastornos mentales se van difuminando.
P. ¿Qué falla en la sociedad?
EC. No pasa en esta sociedad. Pasa en todas. Hay un impulso humano que es el de disfrutar, el de hacer el amor, el conquistar nuevas personas, en el que también influyen los genes. Por otro lado está la prudencia de hacerlo en el momento y tiempo apropiado. No creo que a esta sociedad le pase nada de particular, me imagino que ha pasado en todas y va a seguir pasando en todas. Es la lucha entre la vida, crecer, desarrollarse, disfrutar y la prudencia y la espera por otro. Una lucha humana en cualquier tiempo.
DS. No hay educación sexual en España. En primaria la primera vez que se habla de algo de esto es en quinto o sexto de primaria, que es un poco tarde -a esas edad hay niñas de 12 años que tienen la menstruación- y se hace no desde un punto de vista sexual, sino reproductivo.
La educación sexual es necesaria en los centros educativos y también en las familias. El sexo es un tabú y no se aborda. Hay gente que me pregunta que cuándo debe empezar a hablar de sexualidad con los hijos. Pues, el día que te haga la primera pregunta, cuando veis determinada escena en la tele... La educación sexual se debe abordar poco a poco, desde primero de primaria.... Si tienen dudas, mejor que te pregunten a ti y no a la amiga o en Internet.