Movilización masiva en la comarca orensana de Verín por el desmantelamiento de un paritorio y en apoyo a las embarazadas de la zona que se verán obligadas a hacer muchos más kilómetros para ser atendidas.
En Verín ha nacido una protesta, donde unas cien personas se han atrincherado en el hospital para reclamar un paritorio. La Xunta ha decidido cerrarlo, gestando así el enfado que sacó a la calle a miles de vecinos.
El gobierno gallego considera que el servicio ha perdido calidad por los pocos embarazos que se atienden en el centro. Sesenta y cinco partos en lo que va de año. Veinticuatro menos que en 2018. Problema descendiente de esa España vaciada.
A partir de ahora quien quiera parir en Verín, tendrá que hacerlo en Orense, a setenta kilómetros de distancia, una hora de trayecto tendrá que esperar el bebé para poder llegar al mundo.
Por si fuera poco tampoco tienen pediatra de guardia, ahora los niños se tendrán que poner malos únicamente de 8.00 a 15.00 horas, un problema que se ha convertido en una urgencia.
Este tipo de recortes no ayuda nada a la despoblación que está sufriendo las zonas rurales del país.