20 de agosto de 2018. Son las tres y media de la madrugada. Sofian Ahmed Barrak, alias Zocato, baja las escaleras de su casa de Marbella mientras mira el móvil con cara preocupada. Su casa es un fortín, con cámaras de seguridad por todas partes. Zocato ha recibido una llamada. Le piden que salga fuera. Es una trampa. Nada más salir un sicario le acribilla a balazos sin mediar palabra. Las cámaras lo graban todo como si de una película se tratara. Zocato era leyenda en el barrio de El Príncipe, en Ceuta. Sus ajustes de cuentas eran conocidos. Era famoso por acabar presuntamente con El Nene, el traficante llevado al cine y que desapareció en las aguas marroquíes en 2014. Zocato iba a ser su heredero. Pero todo acabó a tiros en plena calle.
Las imágenes obtenidas por Nius, muestran el asesinato segundo a segundo. Un encapuchado montado en bicicleta llega al lugar y se oculta detrás de los cubos de basura que el Ayuntamiento había instalado frente a la vivienda. Con total sangre fría.
El encapuchado esperó 27 minutos hasta que Zocato salió por la puerta. Cuando salió le fusiló y escapó en una bicileta que luego dejó tirada en una urbanización cercana. Dos meses antes de otro conocido narco local, David Ávila Ramos, apodado Maradona fue asesinado de un tiro en la cabeza cuando salía de la comunión de su hijo pequeño. En esa ocasión, un asesino encapuchado se escapó en una moto tras pegarle varios tiros en la cabeza y el pecho en presencia de su mujer y sus hijos. Según la tesis de los investigadores, el conflicto arrancó por un desacuerdo entre los dos capos de la droga, ahora fallecidos. Una de la tesis de los agentes es que la banda de sicarios tuvo una discrepancia con Zocato por el pago de sus servicios y esa misma noche, terminaron con su vida. Otra tesis es que Llalal El Loco, otro narco, fallecido en 2020 en un tiroteo en Ceuta, fue el encargado de dar la orden de matar a Zocato, al que llegó a calificar como el tonto que murió ej pijama frente a su casa.